Matriarcado Lahu: Una sociedad diádica igualitaria en China
(Esto es un fragmento de mi libro: Madres, Reinas, Diosas, Chamanes: El Matriarcado en China. Miraguano. Madrid, 2011)
La sociedad igualitaria de los Lahu llamó la atención del mundo académico con el estudio de Du Shanshan, Chopsticks only work in pairs, que desvela un mundo concebido por la complementariedad de una parte masculina y otra femenina en un díada, lo que “demuestra tanto la existencia de sociedades con igualdad de género como la posibilidad de alcanzar pacíficamente esas condiciones”[i]. Y si entre los Lahu es así ¿no lo habrá sido entre los pueblos que comparten sus mitos y tradiciones?
Du nos presenta una sociedad donde la igualdad sexual se manifiesta por medio de la pareja que dirige unida su hogar, donde no existe preferencia por niño o niña ni por vivir con los padres de uno u otro cónyuge. De hecho tras el matrimonio suelen pasar unos años con los padres de la mujer, otros con los del marido, antes de vivir independientes. Su religión gira en torno a las deidades XeulSha: la inseparable pareja de gemelos XeulYad y ShaYad que abarcan toda su mitología, cultura y vida. Con la llegada del budismo, asocian Buda a XeulSha, por ello siempre le construyen dos templos, ya que tiene carácter dual. Para ellos la primera pareja de humanos salió de una calabaza, apareándose entre ellos por orden de XeulSha. Otras deidades menores también están emparejadas en diadas, como lo son las parejas de ancestros que honran en determinados rituales.
La cosmovisión dual de los Lahu
La fiesta del Año Nuevo tiene dos partes, la femenina o Gran Año Nuevo y la masculina o Pequeño Año Nuevo. El mundo de los vivos y el de los muertos se complementan igualmente formando un mundo completo, en el que cada familia en el mundo de los vivos tiene su correspondiente en el de los muertos. La muerte de una persona se corresponde con el nacimiento de otra en el de los muertos. En los funerales los asistentes deben de ir emparejados, pues si uno va solo se puede quedar en el mundo de los muertos. La unidad de dos componentes hace un todo no por oposición. Su matrimonio es la culminación a nivel individual de una ideología que considera algo completo cuando forma parte de una díada, siendo el rito de paso a la edad adulta el propio matrimonio; el momento en que una persona, formando parte de una díada, se puede considerar parte de la sociedad. Consta de dos ceremonias, una en casa del novio y otra en la de la novia, en las que el tío materno de cada cónyuge da una serie de consejos a los recién casados. Creen que el embarazo es posible tanto en los hombres como en las mujeres, ocupándose la mujer de tener hijos por conveniencia, pero no como función exclusiva. En el parto el marido interviene activamente, ayuda a su mujer, asistido por los padres de ambos, colocando por medio de masajes al niño en la posición correcta. Cuando las contracciones se hacen más intensas ella se pone en cuclillas y él la sujeta la espalda, luego se sienta frente a ella ayudando a salir al niño, la masajea para expulsar la placenta, cortando por último el cordón umbilical. Cuando todo concluye lleva a su mujer a la cama a descansar[ii].
XeulSha, deidad femenina y origen del mundo
Xiao Gen, una pareja de investigadores lahu, ya habían advertido del carácter femenino de su sociedad. Para ellos XeulSha o Eh Sha, es en realidad una deidad femenina, una matriarca todopoderosa a la que comparan con la diosa Nuwa de los chinos, que con la ascensión de la posición de los hombres se fue convirtiendo en una figura masculina: El Dios del Cielo. “Imitando a las arañas creó una red que cubrió el cielo, actuando como una doncella de manos diestras creó a la primera mujer Nabu y al primer hombre Zhabu, encargándoles que dieran forma a la tierra y el cielo respectivamente. Como el dios era un vago y la diosa muy trabajadora, la tierra es más grande que el cielo y no se ajustan bien. Para arreglarlo tiró y arrugó la tierra creando las montañas y los valles, y entonces encajan.” Luego crea una pareja que sale de la calabaza, que da origen a nueve parejas de chicos y chicas que se casan propagando la humanidad. La calabaza, por su semejanza con el vientre grávido de la mujer, es símbolo del culto al útero femenino. “Durante generaciones los Lahu han mantenido la tradición de hacer sacrificios y rendir homenaje a la calabaza, especialmente durante la fiesta del 15 al 17 del décimo mes lunar, cuando las mujeres bailan a su alrededor conmemorando el día en que los seres humanos salieron de ella[iii].
Xiao Gen descubren numerosos vestigios de un tiempo matriarcal, como el lugar destacado de la mujer en la familia y la sociedad, la existencia de familias matrilocales, en las que mujer y hombre dirigen juntos la familia, o la igual importancia del culto a los ancestros femeninos y los masculinos. En el plano religioso las mujeres pueden celebrar las ceremonias más importantes en honor a Eh Sha, así como las que marcan su ciclo ritual anual. En el plano moral, las ancianas de la aldea tienen un papel decisivo, se las respeta y consulta en numerosos asuntos. Basándose en sus mitos Xiao Gen reconstruyen su historia no escrita: En los tiempos antiguos “disfrutaron de un largo periodo de prosperidad bajo una sociedad matriarcal formada por familias extensas o clanes. Bajo el liderazgo de una matriarca había una serie de ramas familiares matriarcales”[iv]. Unas pocas se han conservado hasta hoy, pues “en algunas aldeas las mujeres aún controlan la familia. Con muchos hombres casándose y yéndose a vivir con la familia de su mujer, y la hija mayor heredando la casa a la muerte de los padres, mientras que el resto de las riquezas se reparten entre los otros hijos. Entre ellos “si un hijo ofende a su madre o abuela, está mostrará sus pechos gritando el nombre de la diosa Eh Sha, que piensan castigará al hijo desagradecido alimentado con esos pechos”[v].
Matriarcado y patriarcado: un equilibrio único
A pesar de insistir en los aspectos matriarcales de los Lahu, Xiao Gen describen una sociedad diádica semejante a la que muestra Du, pues consideran que en el desarrollo de su cultura apareció un fenómeno social único. Matriarcado y patriarcado alcanzan un compromiso, surgiendo una organización de la comunidad a lo largo de las líneas sexuales, de tal forma que una matriarca y su descendencia femenina y su descendencia forman una unidad, mientras que el patriarca forma otra con su descendencia masculina y los hijos de ésta. Hay igualdad entre el marido y la mujer, que trabajan juntos, se relacionan y casan con libertad, sin que sus padres puedan intervenir más que para aprobar sus decisiones. “Cuando la madre muere, su parte de propiedad la heredan sus hijas y cuando muere el padre, sus hijos. Los cultivos sembrados por la parte masculina pertenecen a esa parte y los de la femenina a la otra. Aunque algunas veces las mujeres dominan la vida social y religiosa, generalmente en las actividades rituales participan por igual mujeres y hombres. Las mujeres rinden homenaje a las ancestros femeninos, y los hombres a los masculinos”[vi]. Xiao Gen atribuyen esa posición superior de la mujer al papel que desempeñaban en la producción y en la reproducción en la sociedad antigua, hecho que se manifiesta haciendo que sean personajes femeninos los creadores de la humanidad y de los granos que la sustentan “con papel fundamental no sólo antes del nacimiento, sino también después de la muerte. Por ello los cultos femeninos impresionan la religión, mitología, sociedad, matrimonio, familia y la vida social Lahu”[vii].
Mujeres cazadoras, defensoras y herederas
Las mujeres también participan en la caza y en la defensa. Nayi, una de sus antepasadas legendarias, era una cazadora que repartía equitativamente la caza. Cuando otras tribus invadían, las mujeres defendían sus hogares junto a los hombres[viii]. Dada la importancia de la mujer entre ellos y sus hipotéticas migraciones desde la provincia de Qinghai, se considera que los Lahu establecieron los reinos matriarcales de Supi y Tuomi, dos de los reinos de mujeres de la dinastía Tang[ix]. No obstante, los intentos de emparentar sociedades actuales con entidades políticas que existieron hace siglos a miles de kilómetros de distancia hay que tomarlos con cautela, pues pueden responder más a proyectos políticos de las elites de las minorías que a investigaciones realizadas con el rigor necesario.
Anthony Walker destaca también el equilibrio en sus relaciones de género que permite a las mujeres participar en plano de igualdad en la vida económica, social y familiar. Con las relaciones afectivas frecuentemente iniciadas por las chicas y los nuevos matrimonios instalándose a menudo en la aldea de la mujer. Aunque en su traducción del mito de la creación lahu considera andrógina a la deidad suprema, que él llama Guisha, en los episodios relacionados con el origen de la agricultura destaca especialmente su carácter femenino[x]. En este pequeño debate sobre el sexo de los ángeles y su aparente transformación es interesante señalar que cuando el budismo llegó a las tierras lahus, las influencias indígenas provocaron que en sus templos se venerara una pareja de imágenes: la diosa Guanyin y Guisha, lo que podría explicar que para mantener el carácter diádico de sus deidades se convirtiera a Guisha en masculino.
Las casas grandes matriarcales
Huang Fang y Wen Jin cuentan que los Lahu Amarillos de algunas zonas se organizaban hasta la víspera de la revolución en torno a grandes casas matriarcales en las que vivía la abuela, sus hijas y sus nietas. A veces hasta 50 o 100 personas en una casa grande de bambú y madera elevada sobre el suelo, constituyendo una aldea varias casas matriarcales. La gran casa era nombrada por la anciana de más edad, que la solía dirigir, haciéndolo a su muerte su hija mayor y su linaje y parentesco se miraba por las mujeres. Tenían propiedad comunal de la tierra, que trabajaban en común y cuyo producto disfrutaban juntos en un comunismo primitivo, en el que la madre principal organizaba la producción, aunque escuchaba las opiniones de todos los presentes. El grano se almacenaba al lado de la casa y una de las mujeres se ocupaba de custodiar esa riqueza común. Entre ellos había libertad sexual. Al atardecer las mujeres jóvenes salían a las aldeas cercanas donde eran recibidas por los muchachos, juntos subían a la montaña a cantar y algunos se emparejaban. En el Año Nuevo los ancianos llevaban a los jóvenes a visitar las aldeas vecinas, donde eran recibidos con alegría. Cuando se formaba una pareja la familia de la chica iba a pedir la mano del chico, al menos tres veces para demostrar su interés, pues en la boda el novio se trasladaba con su manta a la casa de la novia y se convertía en un miembro de su casa grande. El divorcio era generalmente libre, quedándose los hijos con la madre pues eran miembros del gran clan matriarcal[xi].
Declive del matriarcado Lahu
Esa sociedad igualitaria ha ido desapareciendo por influencia de la cultura china, manteniéndose sólo en las comunidades más aisladas. A pesar de los discursos políticos, los funcionarios locales ignoran la posibilidad de que existan jefas, tratando únicamente con los jefes políticos y religiosos, e incluso numerosos investigadores no perciben el papel de la mujer en la dirección de la sociedad[xii].
[i] Du Shanshan. Chopstick only works in pairs. Columbia University Press. New York. 2002, p. 1.
[ii] Du Shanshan, 2002.
[iii] Xiao Gen. The Lahus, love through reed -pipe wind and mouth string. Editorial de la educación de Yunnan. Kunming. 1995. Xiao Gen. Lahu zu nuxing chongbai guannian tanxi (Exploración en la práctica de los cultos femeninos entre los Lahu). En «Yunnan Minzu Xueyuan wushi zhou nian jiao qing xueshu lun wen ji» Reunión de artículos en celebración del 50 aniversario del Instituto de las Nacionalidades de Yunnan. Editorial de la Universidad de Yunnan. Kunming. 2001. Y Song Liying, 2007
[iv] Xiao Gen, 1995, p. 4.
[v] Xiao Gen 1995, p. 7.
[vi] Xiao Gen 1995, pp. 6- 7.
[vii] Xiao Gen 2001, p. 453.
[viii] Xiao Gen 1995, pp. 9-10.
[ix] Xiao Gen 1995, p. 8.
[x] Waker, Anthony (ed.). Mvuh Hpa Mi Hpa Creating Heaven, Creating Earth: An Epic Myth of the Lahu People in Yunnan. Silkworm Books. 1995.
[xi] Huang Fang y Wen Jin. Nuren fengqing (Folklore de las Mujeres). Editorial de las Nacionalidades de Sichuan. Chengdu. 1988.
[xii] Du 2002, p. 138.
Sobre mí: Hace ya muchos años que llegué a China y desde entonces he compaginado mi tiempo entre los viajes y el estudio de la cultura de este país. Mis investigaciones más populares son las relativas a los caracteres chinos (Caracteres chinos: un aprendizaje fácil basado en su etimología y evolución), el Matriarcado en China (hay un libro con ese título), y las culturas de las minorías (Shangrilá). En los viajes me he especializado en Yunnan, Tíbet, la Ruta de la Seda y otros lugares poco conocidos. Escríbeme si tienes pensado venir a China. La agencia con la que colaboro proporciona un servicio excelente y un precio imbatible. Tienes mi correo abajo.
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