Cuentos de los protectores de los bueyes
En numerosas regiones de China se celebran festivales en honor de los bueyes, la mayor parte de las veces en los primeros días del cuarto mes lunar. En esos festivales se rinde culto al Rey de los Bueyes, generalmente un buey mítico que protege el ganado, aunque hay algunos personajes humanos que también han ocupado ese papel. Presentamos aquí a algunos de ellos.
Uno de los primeros personajes considerado protector de los bueyes fue Ren Geng冉耕, uno de los más amados discípulos de Confucio. Su nombre de cortesía era Boniu 伯牛, lo que se traduciría como Conde de los Bueyes. Parece que por esa coincidencia en el nombre, siglos después, cuando se impuso la protección de los bueyes por su contribución a la economía agrícola, se convirtió en un protector de los bueyes.
En el Distrito Mi de la provincia de Henan se considera el Rey de los Bueyes a un médico que vivió en los últimos años de la dinastía Song del Sur. Reducido a la miseria por las guerras que dieron lugar al establecimiento de la dinastía Yuan por los mongoles, hacia 1280, se convirtió en un campesino. Nunca golpeó a sus bueyes; si se paraban, se arrodillaba ante ellos, hasta que reanudaban su trabajo.
El mítico emperador Shun protector de los bueyes.
Y también el mítico emperador Shun es considerado un protector de los bueyes, y las narraciones hacen que sea ese amor por los bueyes lo que le capacita a los ojos del Rey Yao, para sustituirle en el gobierno del mundo. Vemos una vez más como los bueyes y personas son intercambiables en el universo simbólico chino, posiblemente porque son los dos seres vivos más valiosos en su cultura. La narración dice así:
El Rey Yao tomó a sus ministros, y salió a buscar talentos, llegando especialmente a visitar a Shun. Cuando llegó a la casa de Shun, le encontró conduciendo un buey amarillo y un buey negro para arar la tierra. Había colgado una cesta de aventar en el eje de su arado. Si los bueyes araban lentamente no les azotaba sino que golpeaba la cesta.
Nada más llegar el rey Yao se topó con él. Al observar a un joven que araba la tierra con un buey amarillo y otro negro, con una cesta de aventar colgando en el eje de su arado, y que no azotaba a los bueyes, sino que golpeaba la cesta. El rey Yao sintió curiosidad, se acercó al lugar donde araba la tierra y le preguntó: «Hola, joven, por favor, detente; me gustaría hacerte una pregunta».
Shun se detuvo de inmediato. El rey Yao le preguntó: «¿Por qué golpeas la cesta de aventar cuando aras el campo?».
«Golpeo la cesta para conducir a los bueyes».
«¿Por qué no les das con el látigo a ellos en vez de a la cesta? «
Respondió: «Mi comida y mi ropa diaria dependen de estos bueyes, cada día trabajan duro para arar el campo, ¡y no podría soportar azotarlos!»
Al escucharle el rey Yao, pensó que este hombre amaba de tal manera a sus bueyes, que si le daba el trono, seguramente amaría a su pueblo como a sus hijos. Estaba seguro de que ese hombre era muy virtuoso.
Entonces Shun le dijo: «Si quiero azotar a los bueyes, golpeo el aventador, entonces el buey amarillo piensa que estoy azotando al negro, mientras que el buey negro piensa que estoy azotando al amarillo, por lo que ambos bueyes trabajan rápido. Además, si realmente los azotara sería peor, si azotara al buey amarillo, el buey amarillo se enfadaría; si azotara al buey negro, el buey negro se disgustaría. Es mejor que no fustigue a ninguno de ellos. Por eso uso la cesta de aventar en lugar del látigo». (Adaptado de Zhang Lijun y You Ziying Chinese Folklore Studies Today: Discourse and Practice)
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