El Polo en la China antigua: deporte de emperadores
1.Polo, un deporte de emperadores
Cualquiera que se haya acercado al arte chino, y especialmente al arte de la dinastía Tang se habrá visto sorprendido por la multitud de imágenes de jugadoras de polo. Mujeres nobles (y algunos hombres), elegantemente vestidas, son representadas en pinturas y esculturas, montadas sobre un caballo, en los escorzos característicos de este deporte. Nadie debería sentirse extrañado, porque durante casi 6 siglos el polo ha sido uno de los deportes más populares de China. Originalmente un elemento importante en el entrenamiento militar, su práctica estuvo estrechamente ligada a las diversiones y ejercicios de los emperadores, llegando a alcanzar con algunos de ellos una afición que podríamos llamar obsesiva, convirtiéndose en escenario de momentos estelares de la historia china y objetivo de algunas de las más bellas obras de arte del momento.
- La afición al polo se extendió durante siete siglos
La mayoría de los expertos piensan que el polo se originó en Persia, hacia el siglo V a.n.e., donde ya era considerado una actividad importante para mejorar la destreza de la caballería de los ejércitos, así como uno de los placeres de las cortes de los nobles. Se cree que fue llevado a China por el príncipe persa, Peroz, hijo del último emperador preislámico, que huyó de su patria en la década de 670 para instalarse en la capital de los Tang, Chang’an. Esto coincidió con la primera mención del polo en China (Ashton 2014). Otros creen que habría seguido un camino más largo, habiendo pasado también por Tíbet, de donde habría llegado a China, como podría sugerir la palabra tibetana “pulu”, con la que se denomina este deporte (Liu 1985: 205). De hecho, el polo también era practicado en Tíbet, pues las crónicas (Libro de los Tang) y poemas (de Shen Quanqi ) describen un partido jugado en el año 709, entre un equipo chino y otro tibetano, dentro de los festejos del compromiso entre una princesa china y el rey tibetano. El equipo chino ganó y su capitán era el futuro emperador Xuanzong (r.712-756) (García Quílez 2005)
Otros autores consideran que el polo se originó en China en la dinastía Han, pero posiblemente su afirmación se deba a una confusión surgida ya en algunos comentarios de los clásicos hace muchos siglos, que confundían el cuju, un deporte que se juega con los pies, con el polo, confusión que han señalado varios autores, de Herbert Giles (1915) a James Liu (1985). El debate podría quedar cerrado con el descubrimiento de seis ladrillos pictóricos de una tumba de la dinastía Han oriental (25-220 d.C.) cerca de la ciudad de Xuzhou, en la provincia de Jiangsu, que presentan imágenes de jugadores ecuestres persiguiendo una pelota con un palo curvo, ya que se trata de la evidencia pictórica más antigua de un deporte relacionado con el polo en Eurasia, pero el descubrimiento años más tarde de tres bolas en un cementerio cerca de Turfan, en la provincia de Xinjiang, sugiere la posibilidad de que se utilizaran para practicar un deporte similar al polo, ya que los juegos de pelota se consideraban desde la antigüedad una excelente forma de ejercicio físico y entrenamiento militar (Wertmann 2020: 6).
En cualquier caso, desde principios de la dinastía Tang en el siglo VII hasta el final del siglo XIII el polo fue uno de los deportes más populares de China, pasando no obstante desde el inicio del siglo X por épocas de mayor o menor gloria, según lo hacía el apoyo imperial. Desde esa dinastía el polo sedujo a los emperadores chinos. Se atribuyen al emperador Taizong alabanzas sobre el juego, e incluso hay legendas (posiblemente inventadas posteriormente) de que el propio emperador ordenó a cincuenta doncellas del palacio imperial que formaran equipos de polo, y reclutó a eunucos como entrenadores. Wu Zetian, entonces doncella, pero más tarde la única emperatriz de la historia china, fue nombrada capitana de uno de los equipos (Riordan 2002: 40). El furor de este deporte se explica porque los emperadores Tang, cuyo origen ancestral se encuentra entre los nómadas Xianbei, amaban la equitación y el ejercicio al aire libre, descubriendo en este juego un medio de entrenamiento militar. En unos años, todos los gobernadores de las prefecturas tenían campos de polo estándar para entrenar a los jinetes del ejército, y el juego del polo constituía una de las ceremonias importantes para pasar revista a las tropas (Riordan 2002: 39).
El polo se introdujo rápidamente en la vida civil y social. Los dieciséis emperadores Tang, algunos de los cuales eran excelentes jugadores, se apasionaron por este deporte. La popularidad del polo alcanzó su apogeo durante el reinado de Xuanzong, cuyos artistas de la corte realizaron varias pinturas de los miembros imperiales jugando (Karetzky 1996). En esa época el reino de Khotan solía proporcionar buenos caballos para que el gobernante jugara al polo; habiendo campos de polo en el palacio imperial y algunas mansiones nobles de Chang’an. (Zhang and Wei 4).
Tras la caída de la dinastía Tang en el año 918, el polo también siguió haciendo furor entre las dinastías de breve reinado que gobernaron China. Pero despertó una pasión mucho mayor entre los pueblos que gobernaron el norte de China, muchos de ellos de origen nómada. Entre los Kitán que establecieron la dinastía Liao, cuya capital meridional era Beijing, el emperador Shengzong (r. 983-1031) era conocido por su afición al polo, al que a veces jugaba en exceso. Tanto, que sus propios ministros a veces le recriminaban por ello, considerando que era un juego peligroso. No les hizo caso. Durante esta dinastía, la naturaleza aristocrática del polo se hizo evidente. Sólo los privilegiados podían jugar. Los días de fiesta, toda la Corte se presentaba vestida de gala en el campo de polo y, tras rendir culto a los dioses con ofrendas de comida y vino y otras ceremonias, el Emperador se cambiaba de atuendo para practicar los distintos deportes (Giles 1915: 96). Y En el año 951, un enviado chino llevó a la corte de Kitan un regalo de caballos de polo y trajes para los jugadores (Giles 1915: 97).
Ladrillos de una tumba de la dinastía Han próxima a Xuzhou, en la provincia de Jiangsu. Rubbing: Li and Zheng (2014, 104-105). Bajo licencia license: CC BY-NC-ND 4.0
En Manchuria se prohibió jugar al polo a los súbditos derrotados del antiguo reino Bo-hai. En 1038, sin embargo, el gobernador pidió que se reconsiderara la prohibición, porque la ciudad carecía de cotos de caza y jugar al polo era la única forma de mantener a los súbditos en forma para el ejército (Liu 1985: 210).
Bajo la dinastía Song se jugaba al polo para diversión de la Corte. El entusiasmo por el polo era tan grande que se jugaba incluso de noche, iluminando el campo con un gran despliegue de velas (Giles 1915: 97). La Historia de la dinastía Song aporta más pruebas de la sofisticación del polo, pues relata que el emperador Taizong ordenó a sus funcionarios que redactaran unas reglas definidas para su práctica. Se adoptaron tamaños estándar para el área de juego y las porterías, los jugadores de cada equipo vestían colores diferentes y los árbitros y jueces se encargaban del juego (Riordan 2002: 49). Esta afición está relacionada con el fin de la misma, y puede que con la suerte de su último emperador.
Cuando la dinastía Song fue derrotada por los Jurchen y un descendiente de la familia imperial huyó a Hangzhou estableciendo la dinastía Song del Sur, la escasez de caballos cambió radicalmente el estilo de vida de la clase dirigente,. En 1187, nueve de cada diez funcionarios de la corte ya no montaban a caballo, sino que eran llevados en sillas de manos (Liu 1985: 219). Además, la carencia de terrenos apropiados para su uso hizo que la afición al polo fuera decayendo. A los funcionarios, una clase refinada, urbana y gentil, le importaban poco los deportes vigorosos, que consideraban inapropiados, dañinos e incluso arriesgados. Bajo su influencia, los círculos cortesanos abandonaron juegos como el polo. De hecho, esta actitud negativa impregnó la cultura y persistió hasta principios del siglo XX (Liu 1985: 204).
Durante un breve periodo, en la década de 1160, el polo volvió a florecer en la corte. El emperador Xiaozong (r. 1163-1189), intentando recuperar la mitad norte de China, gobernada por los Jurchen, practicó la equitación, el tiro con arco y el polo para aumentar su propia destreza en la batalla. El que la afición bajara no hizo que el juego desapareciera, y se siguió practicando en el ejército o por jugadores profesionales. Además, el protocolo diplomático exigía que se jugara como parte del entretenimiento para los emisarios extranjeros, y el polo seguía cumpliendo una función ritual (Liu 1985: 222). Esta función se mantuvo hasta el siglo XIV, y bajo los primeros emperadores Ming (1368-1644) se celebraba un ritual de polo el quinto día del quinto mes, siguiendo las tradiciones de los pueblos Kitán y Jurchen. (Liu 1985: 223).
Pues entre los Jurchen de la dinastía Jin que gobernaban la mitad septentrional de China era costumbre celebrar partidos de polo todos los años el quinto día del quinto mes, después del ritual de adoración al cielo (Liu 1985: 213). Hacia el final del imperio Jurchen, encontramos varias referencias desfavorables al polo. La emperatriz viuda no permitió que Aizong (r. 1224-1234), el último emperador de la dinastía fundada por ellos, jugara al polo (Liu 1985: 214).
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Escena de polo de la tumba de la dinastía Tang de Li Xian, príncipe heredero Zhanghuai, en el mausoleo de Qianling, provincia de Shaanxi. Fotografía: X.Y. Chen. Bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0
- Descripción de la forma de jugar al polo
Las reglas del polo (maqiu 马球 en chino, pero llamado 击毬 en la antigüedad) variaron considerablemente de unas épocas a otras, e incluso en los mismos años se jugaba de muchas formas diferentes. Durante la misma dinastía Tang el polo sufrió muchos cambios en cuanto al tamaño del campo, el número de jugadores y porterías (una o dos). Algunos jugadores sustituyeron los caballos por burros o mulas. Además de reducir el ritmo frenético de este juego, el uso de estos animales permitía jugar en un espacio mucho más reducido, a veces en una calle (Liu 1985: 205).
Como en la dinastía Tang se jugaba al polo más por placer que por la necesidad de ganar, el equipamiento y las reglas del juego eran flexibles. A veces se erigía una única portería en el centro del campo para poner a prueba la puntería de cada jugador (Ashton 2014). Generalmente los jugadores se dividían en dos bandos con dieciséis jugadores en cada equipo. Vestían chaquetas o ropas bordadas y montaban en caballos elegantemente decorados. Durante el partido, una banda militar tocaba música en los laterales. Banderas de colores a ambos lados de los postes de la portería registraban la puntuación de cada equipo. Había dos árbitros, cada uno de los cuales llevaba un par de banderas rojas, que agitaban como los árbitros del juego moderno hacen sonar los silbatos.
Las pelotas de polo eran de lana y estaban recubiertas de cuero, mientras que los mazos estaban pintados y tenían la cabeza en forma de media luna, como los palos de hockey, y varios metros de largo. Mientras la superficie de un campo de polo fuera lisa y firme, podía variar de tamaño. El objetivo del juego era introducir la pelota en la portería del otro equipo. Una portería no muy ancha, poco más de un pie chino (0,36 metros) aunque su altura, según diferentes relatos, oscilaba entre los diez y los treinta pies chinos (Liu 1985: 206)
Los campos de polo solían construirse de forma exquisita; en 1956, se desenterró de las ruinas del palacio Daming de la dinastía Tang, en la actual ciudad de Xi’an, una inscripción en piedra que indicaba que el palacio contaba con un campo de polo (Cui 2008: 56).
- Emperadores que se vuelven locos por el polo
Algunos emperadores desarrollaron pasiones por el polo que se acercaban a una afición enfermiza, así el emperador Zhongzong construyó dos campos de polo en su palacio cerca de Chang’an, muchos altos funcionarios tenían sus propios campos, e incluso los eruditos utilizaban el partido de polo anual en el Palacio de la Linterna Lunar como una de las tres actividades para celebrar el éxito en los exámenes imperiales. Se escribieron poemas sobre el polo, se crearon centros de cría de caballos para practicarlo y un gran número de artefactos atestiguan su popularidad, fomentada en varias regiones por la expansión del comercio y el énfasis en el caballo (Riordan 2002: 39).
El emperador Muzong (r. 820-824), que subió al trono gracias al apoyo de los eunucos, dedicaba la mayor parte de su tiempo a la caza, el polo y los banquetes suntuosos. Construyó nuevos campos para jugar al polo en la capital. En 823, Muzong cayó de un caballo en un partido de polo, quedando inválido; unos eunucos gobernaron en su lugar durante el resto del año, hasta que murió a la edad de 29 años. Aunque hay autores que afirman que su final no fue resultado del accidente de polo, sino de la ingestión de brebajes alquímicos con la esperanza de alcanzar la inmortalidad (Karetzky 1996: 151).
El polo también era una obsesión para el emperador Xizong (r. 874-888), quien cuando se vio obligado a abandonar la capital y huir a Sichuan, no pudo decidir a cuál de los cuatro generales nombraría comandante de la guarnición. Para zanjar la cuestión, los ordenó que jugaran al polo, y el vencedor recibió la misión. El mismo Emperador había comentado en una ocasión que si los exámenes imperiales que realizaban los funcionarios se hicieran jugando al polo, él mismo se llevaría con toda seguridad los máximos honores (Liu 1985: 2009).
Female polo player-MA 6116. Musee Guimet. Picture by Sailko. Creative Commons Attribution 4.0
- Admoniciones contra la práctica del polo
El polo fue muy popular durante la dinastía Tang, tanto entre mujeres como entre hombres, pero también era peligroso: los jinetes que caían del caballo resultaban heridos o morían con frecuencia. Esa fue una de las razones por las que se utilizaron burros en su práctica, especialmente entre las mujeres. Algunas desarrollaron también gran afición por el deporte y sus monturas, como la dama Cui, a cuya muerte es posible que los burros fueran sacrificados ritualmente, para que pudiera seguir jugando al polo en la otra vida (Price 2000).
De hecho, una variante del polo se practicaba montando sobre burros, a menudo por mujeres y niños que encontraban el burro menos violento, más pequeño y más manejable que el caballo (Riordan 2002: 40). A las damas y a los niños les gustaba jugar a otra versión, sobre todo en patios apartados, en la que no necesariamente se montaban en algo. Podían prescindir del palo de polo y utilizar algo más corto para golpear la pelota (Liu 1985: 204).
Los funcionarios criticaron en muchas ocasiones la afición al polo de los emperadores, pues podía causarles heridas, y puede que hasta la muerte. No sólo ellos, un monje taoísta recordó que «el polo daña la vitalidad de los jugadores y también la de los caballos», por no mencionar que «es extremadamente peligroso» (Liu 1985: 208). Y no le faltaba razón pues el polo fue la causa de la muerte del emperador Muzong y muchos generales.
- Masacre del campo de polo.
El peligro real del campo de polo tuvo más que ver con las luchas de las camarillas en palacio, y con los pueblos que se disputaban el gobierno de China. A veces un partido de polo se convirtió en el pretexto para el asesinato de los oponentes políticos. Los generales llevaban deliberadamente a un enemigo a un partido de polo, lo dejaban caer de su montura y se aseguraban de que moría bajo las patas de los caballos galopantes. Otra atrocidad ocurrió en el año 844, cuando el emperador Wuzong (r. 841-846) hizo rodear por sus tropas el campo de polo, convocó a varios oficiales dentro y los ejecutó a todos. Shi Xiong, ejecutor del complot, descuartizó allí mismo el cadáver de uno de ellos (Liu 1985: 208)
Varios partidos de polo tuvieron un papel decisivo en el fin de la dinastía Song del Norte.
Cuando los Jurchen asediaron su capital en Kaifeng, haciendo prisioneros a todos los miembros de la casa imperial. Primero detuvieron al joven emperador Qinzong (r. 1126-1127), tras obligarle bajo presión a visitar el cuartel general del ejército jurchen con el pretexto de invitarle a gran fiesta y banquete de polo (que, sin embargo, se canceló a causa de la lluvia). Una vez conquistada la capital y capturados todos los miembros de la familia imperial como rehenes (excepto el que escapó para fundar la dinastía Song del Sur), los Jurchen los hicieron marchar hacia el norte, y cuando la comitiva se detuvo en Zhenting, los conquistadores jugaron al polo mientras los prisioneros observaban (Liu 1985: 211)
Cuando los cautivos llegaron a Pekín, fueron invitados una vez más a ver polo. Una fuente cuenta que el príncipe Hai-ling; que gobernaba el imperio Jurchen, ordenó a Qinzong y al gobernante Kitán depuesto que practicaran polo. Les dieron deliberadamente caballos débiles. De repente, unos arqueros dispararon al antiguo gobernante kitán, matándolo. Sorprendido, Qinzong cayó de su caballo y también le dispararon. Nadie se preocupó por sus cadáveres y los caballos los pisotearon (Liu 1985: 212)
Por parte de los Jurchen, el polo también trajo desgracias, pues en los últimos años de la dinastía, un general, encargado de la defensa de la última cordillera entre los mongoles y Kaifeng, estaba celebrando la Nochevieja jugando al polo cuando los mongoles lanzaron un ataque sorpresa y barrieron sus defensas (Liu 1985: 215).
Female polo player Guimet MA6117. Marie-Lan Nguyen. Creative Commons Attribution 4.0
- Polo en el arte
Las imágenes del juego del polo son de las más sorprendentes del arte Tang, no sólo por su número, su multiplicidad de soportes y la elegancia de los personajes que la practican, sino que los propios movimientos característicos de este deporte obligaron a los mejores artistas de la época a estudiar los complejos movimientos de caballos y jinetes y darles una expresión estética adecuada.
Como señala Mary Fong (1984:60): “Durante el siglo VII, el caballo de silla se convirtió en un compañero indispensable del jugador de polo y, en consecuencia, en un nuevo reto para el pintor ecuestre. La complejidad de movimientos que requiere la representación del jugador plantea un problema único al artista. El detalle muestra que tanto el jinete como el animal están representados en una configuración tridimensional que no sólo es anatómicamente correcta, sino que sugiere de forma convincente un acto de giro mientras se monta en un caballo que avanza a toda velocidad en dirección contraria. Un logro semejante representa el nivel de desarrollo artístico que había tenido lugar a principios de la dinastía Tang”.
La pintura mural de la tumba de Li Xian (653-684), sobrino de Wu Zetian presenta una vívida escena de polo con más de veinte jinetes, uno de ellos balanceando su bastón hacia atrás en dirección a la bola mientras cuatro de ellos se abalanzan hacia él en un aparente esfuerzo por bloquearla y recuperarla» (Liu 1985: 207), la pieza más completa y expresiva sobre este tema. Además, en otras tumbas del oeste de China se han encontrado jugadores de polo hechos de terracota, arcilla o en la parte trasera de espejos de bronce (Shao 1986: 14).
Curiosamente la mayoría de las figuras de jugadores de polo conservadas son femeninas. Es difícil determinar la causa de este fenómeno, aunque podría reflejar una predilección especial del difunto por este deporte y su intención de seguir practicándolo en la otra vida (García Quílez 2009). Lo que a su vez sugiere que mientras entre las mujeres nobles el polo ha podido ser el entretenimiento favorito.
Notas:
Ashton, Chris. Tang Dinasty Polo. Spirit of Polo. 2014.
Cui Lequan. Archaeological Discoveries and Tang-Song Period Sports and Games. Kaogu (Archaeology) 2008. 7: 70–84
Fong, Mary H. Tang Tomb Murals Reviewed in the Light of Tang Texts on Painting. Artibus Asiae, Vol. 45, No. 1 (1984), pp. 35-72
Giles, Herbert. Adversaria Sinica. (Football And Polo In China). Kelly & Walsh Ltd. Shanghai. 1915
Liu, James T.C. Polo and Cultural Change: From T’ang to Sung China. Harvard Journal of Asiatic Studies Vol. 45, No. 1 (Jun., 1985), pp. 203-224.
Price, Michael. Polo-obsessed’ Chinese noblewoman buried with her donkey steed. Science. 2020.
Riordan, James and Robin Jones. Sport and Physical Education in China. Taylor & Francis e-Library, 2002
Shao Wenliang. Sports in ancient China. Peoples’s Sport Publishing House. Beijing. 1986.
Wertmann, Patrick et al. New evidence for ball games in Eurasia from ca. 3000-year-old Yanghai tombs in the Turfan depression of Northwest China. Journal of Archaeological Science: Reports 34 (2020).
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