Yan Lianke – Los Cuatro Libros

Yan Lianke. Los Cuatro Libros

Los Cuatro Libros hace referencia a los famosos Cuatro Libros de Confucio, la base del pensamiento chino durante dos milenios. Y como los de Confucio, estos de Yan Lianke podrían convertirse en un nuevo modelo para entender las glorias y miserias de los seres humanos.

Los Cuatro Libros describe las experiencias de un grupo de prisioneros políticos enviados a un campo de reeducación durante el tiempo del Gran Salto Adelante. La mayoría de ellos eran grandes expertos en sus materias respectivas, pero no se ha considerado que hayan mostrado suficiente fidelidad al régimen: Son los criminales, el Académico, el Teólogo, la Música, y el Autor, que va llevando un diario de las faltas de cada compañero que puntualmente denuncia ante los superiores. Todos ellos dirigidos por el Niño, un joven realmente enganchado a los diplomas y flores con las que sus superiores recompensan sus logros.

Está es una de las grandes novelas del autor, y también es una de las grandes novelas de la China contemporánea. Yo ya he criticado en otros lugares el uso casi abusivo que se ha realizado por parte de algunos autores de las traumáticas experiencias del Gran salto Adelante y de la Revolución Cultural, pero está obra creo que tiene una aportación muy importante en la revisión de la historia reciente. Y es la extensión de la responsabilidad a todos los participantes. Está claro que cada uno tiene una responsabilidad en el fracaso acordé a la responsabilidad política que tenían el momento, pero también está claro que cada uno es culpable de continuar con una farsa, que luego acaba viéndose cómo trágica.

Es decir cuando cada uno de las personas que aparece la novela se compromete la realizar objetivos agrícolas imposibles, simplemente llevados por el entusiasmo de sus jefes o porque no se atreven a contradecirles, y cuando eso después tiene unas consecuencias catastróficas al descubrir que no existe este grano, está comida, convierte a todos los que estaban presentes en autores y víctimas de ese problema. Pero a la vez tampoco lo presenta como un juicio moral sobre esas actividades, si no que al desvelar las personalidades de cada uno de los protagonistas nos muestra el destino como una consecuencia inevitable. Y eso para mí que le da un gran valor, porque situaciones semejantes a las que se viven durante la novela, se presenta continuamente ante nuestros ojos, y la incapacidad de actuar correctamente ante ellas, por pereza o porque nos es más fácil dejarnos llevar por un entusiasmo generalizado, puede tener consecuencias tan trágicas como las que descubrimos en la novela.

Sin ir más lejos en estos momentos nos encontramos ante una serie de posibles desastres, de los que parecen advertirnos los científicos, todo hay que decirlo con un mensaje que a veces también llega bastante distorsionado, pero parece que el engranajes social en el que vivimos nos hace imposible pensar en enfrentarnos a esos retos, a esas amenazas que pueden tener en el futuro un desarrollo tan dramático como el que se ve dentro de esta novela. Por eso yo creo que uno de los éxitos del autor es que no culpabiliza a nadie sino que generaliza la culpa, y a la vez la muestra como el resultado de dos tipos de situaciones, una política y otra humana.

Está claro que el autor se fuerza en diluir y hacer a todos participes de esas situaciones cuando en el último de los cuatro libros que da título a la obra se nos habla nada más y nada menos que de El mito de Sisifo, y de cómo las personas nos acabamos acostumbrando a cualquier tarea por penosa que parezca y por absurda que nos resulte a primera vista. Con ello vuelve a sacar , por  si no estaba claro el drama de su contextualización espacial y temporal, y sin quitar la responsabilidad a nadie porque no la quita, la hace extensible a otro tipo de situaciones semejantes en otras coordenadas históricas y temporales diferentes.

El propio tratamiento de los protagonistas principales, el Autor, el Intelectual, el Religioso, la Música, el Niño, que son mostrados por otra parte con una tremenda humanidad, en el sentido de que cada uno va a ser capaz de hacer lo que sea con tal de sobrevivir. Y cada uno parece capaz de ir entendiendo que es así, y vemos que las mayores barbaridades suceden sin que dejen aparentemente gran mella en ninguno de ellos.

Acabo esta noticia con uno de los más bellos párrafos de la parte final del libro:

“Al abrazar a Sísifo, la humanidad recibe una llave y un espíritu con los que fracturar la realidad existente y crear una nueva. Sin embargo, nadie se da cuenta de que esta visión refleja nuestra incomprensión de la condición de Sísifo. Con el tiempo, Sísifo se fue acostumbrando a lo que nosotros vemos como un castigo, que al principio también veía con frustración y angustia, pero que finalmente logró aceptar. Este proceso de familiarización se convirtió en su arma, y le permitió resistir el avance del tiempo. Por la mañana, empezaba a empujar la roca hacia la cima de la montaña, y por la tarde observaba cómo bajaba rodando por el otro lado. A la mañana siguiente volvía a empezar el proceso. Sísifo ya había llegado a considerar esta eterna recurrencia como una exigencia y una responsabilidad, y si pudiera escapar de la prisión creada por esta perpetua repetición, Sísifo habría sentido que su vida había perdido todo su sentido.”

Image by wei zhu from Pixabay

Yan Lianke. The Four Books. Grove Press. 2016.

 

Para citar este artículo: Ceinos Arcones, Pedro, «Zhang Yimou pone de largo las películas de espías en China,» in Chinaviva, 27 junio 2021, https://chinaviva.com/zhang-yimou-pone-de-largo-las-peliculas-de-espias-en-china/.

 

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