Violencia y canibalismo en las Cinco Dinastías

Violencia y canibalismo en las Cinco Dinastías

Cuando uno empieza a conocer la historia de China concentra sus lecturas en los momentos culminantes de la misma, en esas grandes dinastías que expandieron el territorio, recrearon sorprendentes formas culturales y se convirtieron en los mayores centros políticos, económicos y artísticos de Asia, y en algunas ocasiones del mundo. Así en seguida nos vamos familiarizando, al menos con aspectos superficiales de la dinastía Han, la Tang, y las más modernas Song, Ming y Qing.

Luego, uno va sintiendo que a esa pintura le falta algo, que hay unos saltos entre unos acontecimientos históricos y otros, a veces de varios siglos, que es necesario investigar para comprender un poquito más la historia de China. Uno de esas saltos, sorprendente por su aportaciones a la cultura china, escasamente estudiado y comprendido en todavía, son los siglos de la llamada “desunión”, esa sucesión de dinastías y reinos de breve duración, que comprende desde los últimos años de la dinastía han hasta la reunificación con los Sui. Unos años cruciales para el desarrollo cultural de China, pues es en ese tiempo cuando surgen tanto el budismo como el taoísmo chino, sus principales corrientes artísticas y literarias, y una reelaboración cultural de largo alcance.

La historia de esos siglos es un canto a la libertad, a la escasa centralización, al desarrollo de la potencialidad humana con resultados sorprendentes. El otro gran periodo de desunión, de duración mucho menor, el que se dio entre el final de la Dinastía Tang y el principio de la Song, nos cuenta una historia muy distinta. Una historia de guerras y violencia sin límite, en la que el arte, la religión y la cultura fueron dejadas de lado a favor de las armas y la guerra.

Crueldad y Violencia en las Cinco Dinastías

En una reciente publicación Wang Hongjie[i] ha publicado un estudio sobre ese tiempo, su título: “Lobos pastoreando a la gente- Crueldad y Violencia durante las Cinco Dinastías”, no deja lugar a duda sobre su contenido. Como comenta el autor: “Los monarcas de las cinco dinastías se elevaron al poder como militares. Rodeados de valientes soldados, dividieron el país y se proclamaron reyes. Como gobernantes, eran como lobos pastoreando al pueblo» (Wang 2017: 189).

Uno de los personajes más poderosos durante la caída de la dinastía Tang fue Zhu Wen, durante esos años el señor de la guerra más influyente del norte de China, con base en la actual provincia de Henan. Sin atreverse a deponer todavía a un débil impotente emperador Tang, le trasladó desde de Chang’an hacia Luoyang, más cerca de su propia base de poder, donde por fin proclamó su propia dinastía, la dinastía Liang Posterior.  

Los éxitos militares de Zhu Wen fueron debidos en parte a la mano de hierro con la que manejaba sus ejércitos y los crueles castigos con los que castigaba sus fracasos. Una de sus prácticas se llamaba «Decapitar el escuadrón», “consistía en decapitar a cada soldado de una brigada que perdiera un capitán en la batalla. Para evitar las deserciones, ordenó que las tropas se tatuasen el rostro con patrones distintivos.” (Wang 2017: 189).

La actuación de sus tropas era igualmente cruel. En 903 ordenó la masacre de todos los eunucos que servían en la corte, para tomar el control total del trono. Al año siguiente, asesinó al Primer Ministro y al emperador. En 905, durante la matanza conocida como el «Desastre del Caballo Blanco» (白馬之禍), Zhu Wen masacró en una noche a treinta cortesanos Tang y arrojó sus cadáveres destrozados al río Amarillo.

Si Zhu Wen no ahorró violencia a la hora de hacerse con el poder, tampoco lo hizo para consolidarlo. “Durante una campaña militar contra las tropas rebeldes de Weibo (hoy Hebei) en 906, ordenó sumariamente la masacre de más de siete mil rebeldes, incluidos niños.” (Wang 2017: 189).

El autor nos narra las historias de Liu Zhiyuan, el monarca que fundó la dinastía de los Han Posteriores, también recordado como un gobernante despiadado, y la de Wang Jian, activo a finales de la dinastía Tang,  que instilaba terror entre la población organizando escenas de canibalismo. “Tantos monarcas regionales de la época compartían una proclividad a la brutalidad y la dureza que este fenómeno generalizado de las Cinco Dinastías podía llamarse acertadamente una marca registrada de la época.” (Wang 2017: 193).

Más aterradora es la historia de Liu Yan, de la dinastía Han del Sur (905- 971), que “diseñó muchos instrumentos brutales de tortura, como cuchillos largos y sierras para raspar la carne humana. Cada vez que observaba torturar y matar, según informan las fuentes, el gobernante «no podía contener su placer al ver morir a las víctimas, rechinando inconscientemente la mandíbula y babeando de una boca abierta». Su hijo Liu Cheng  heredó este golpe de sadismo, ya que amplió el repertorio de instrumentos de crueldad de su padre, creando una colmena masiva de cientos de cámaras de tortura conocidas como «infiernos vivientes» (生地獄)”. (Wang 2017: 193).

Canibalismo

Tuyu, un príncipe kitán, “era conocido por su predilección por beber sangre humana, un vampirismo que se alimentaba apuñalando los brazos de sus concubinas y chupando directamente de ellas.”  Liu Xin, gobernador general del ejército imperial de los Han Posterior, no se le quedó a la zaga. “Una vez castigó a sus subordinados torturando a sus esposas e hijos de una manera horrenda, tallando carne cruda de sus brazos y piernas y forzándolos a tragar trozos de su propia carne. El general ordenó entonces música y vino, disfrutando del espectáculo y del derramamiento de sangre sin mostrar el menor atisbo de piedad. La locura delirante de Tuyu y Liu Xin no ofrece más que un vistazo a la cultura omnipresente del canibalismo, la carnicería y la crueldad” en esa época turbulenta.

El canibalismo no parecía considerarse algo especialmente desagradable, pues se cuenta que el ejército del norte de China liderado por Qin Zongquan comió carne humana, llevando los soldados porciones de carne en salazón como raciones. En la zona de Fujian, el gobernante Wang Yanzheng ordenó que los rebeldes que había derrotado y matado durante una campaña en 945 fueran procesados en cecina, distribuyendo luego la carne seca de más de ocho mil hombres a sus tropas. (Wang 2017: 193).

El canibalismo no se practicaba sólo para sobrevivir, para vengarse o como castigo. Hay noticias también del consumo de carne humana simplemente por placer. Como Chang Congjian, un famoso general del Tang posterior, conocido tanto por su valor heroico como por sus conductas extremas, de quien se dice que a la menor provocación, azotaba o mataba a sus subordinados, y que practicaba el canibalismo de los niños arrebatados a la población local para abrir su apetito desviado.

Otro famoso general caníbal Gao Li, gobernador de Wu-Yue, que se cuenta ordenaba capturar para comerse luego a los peatones que pasaban cerca de su mansión después de la puesta de sol. El desprecio por la vida humana de Gao Li le llevó incluso a discutir con sus generales la posibilidad de «matar a la gente» que vivía en su ciudad, proyecto que solo abandonó por la preocupación de perder su base tributaria.

La violencia da paso a los gobiernos civiles

El brutal legado marcial de esta época marcó a los intelectuales de la siguiente dinastía. Esto hace entender que cuando  el emperador Zhao Kuangyin fundó la dinastía Song del Norte, inició una era que «exaltaba lo civil y despreciaba lo militar». Y que ese espíritu se mantuvo como una de las políticas rectoras de la dinastía. Esto puede ayudar a entender que los Song del Norte prefirieran pagar un tributo a los Kitan a cambio de la paz, antes de volver a poner en marcha un sistema defensivo que dejara el imperio en manos de los generales de la frontera, y que incluso generales tan exitosos en la defensa del estado como Yue Fei, posteriormente deificado como símbolo de la lealtad militar, fueran mirados con desconfianza, y al final encarcelado y asesinado.

Es cierto que esa desconfianza de los Song del Sur hacia todo lo militar minó las últimas resistencias de sus militares ante el avance definitivo de los ejércitos de Kublai Khan, pero hay que reconocer que de una forma u otra permitieron 300 años de desarrollo humano y cultural como no han vuelto a verse en la historia de China.

[i] Hongjie Wang. “Wolves Shepherding the People”: Cruelty and Violence in the Five Dynasties. In N. Harry Rothschild and Leslie V. Wallace. Behaving Badly in early and Medieval China. 2017 University of Hawai‘i Press

Para citar este artículo: Ceinos Arcones, Pedro, «Violencia y canibalismo en las Cinco Dinastías,» in Chinaviva, 29 diciembre 2020, http://chinaviva.com/violencia-y-canibalismo-en-las-cinco-dinastias/.

 

Pedro Ceinos Arcones. es autor de «Historia breve de China» Editada por Silex Ediciones. Agotada y publicada ahora como Historia Mínima de China. Ahora en Kindle desde sólo 2,,99€ (Ya sabéis que los ebooks de Kindle también se pueden leer en el ordenador)

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