Los taoístas y la destrucción de los templos de la religión popular

Los taoístas y la destrucción de los templos de la religión popular

Numerosos autores han mencionado que, tras la creación del taoísmo como una religión indígena capaz de competir con el budismo llegado de la India, fue acompañado por un proceso de integración de creencias religiosas populares y a la vez de destrucción de templos donde se rendía culto a espíritus de la naturaleza, posiblemente porque se les atribuía un poder sobre el control de las fuerzas naturales en la región. Otros cultos se atacaron por su carácter sangriento.

En el Soushenji (En busca de los espíritus), de Gan Bao[1], hay un relato que refleja claramente este movimiento. Es el llamado Xie Fei y los visitantes del templo[2].

Xie Fei, el adepto taoísta de Danyang, viajó a Shicheng para comprar un crisol alquímico. A su regreso se le hizo de noche antes de llegar a casa, pero entre las colinas que tenía delante pudo ver varios edificios de un complejo de templos junto a la orilla del río. Entró en uno de ellos y se dispuso a pasar la noche. Sin embargo, primero gritó en voz alta: «¡Soy el enviado del mismísimo Emperador Celestial que pasa la noche aquí!», pues estaba turbado y temeroso de que alguien pudiera robarle su nuevo crisol.

En la segunda guardia, un visitante se acercó a la puerta del templo y gritó: «¿Ah-tong?».

Ah-tong respondió, y el primero dijo: «Detecto una esencia humana en el templo. ¿Quién es?»

«Hay un hombre aquí que dice ser el enviado del Emperador Celestial.

Al cabo de un momento aquél se marchó, pero llegó otro visitante, preguntó lo mismo que el primero y obtuvo la misma respuesta de Ah-tong. También suspiró y se marchó.

Xie Fei estaba tan disgustado que no podía dormir. Se levantó y llamó a Ah-tong: «¿Quiénes eran esos visitantes de antes?»

«Eran los lagartos blancos que viven en la cueva a orillas del agua».

«¿Qué clase de criatura eres, entonces?»

«La tortuga de la gruta al norte del templo»

Xie Fei tomó nota de esto en silencio, y cuando llegó el amanecer buscó a un residente local: «En este templo no reside ningún dios», dijo Fei, «Todo lo que tenéis aquí son espíritus de lagartos y tortugas a los que proporcionáis en vano alimentos y vino para sacrificios. Coged vuestros picos y palas, vamos a arrancarlos de raíz y destruirlos».

Los lugareños llevaban mucho tiempo sospechando del dios de este templo. Fueron junto con Xie Fei, desenterraron a las criaturas espirituales y las mataron. Luego destruyeron el templo, pusieron fin a los sacrificios y, a partir de entonces, todo fue paz en esa zona.

 

El lagarto es muy popular en la religión popular china, ya que se considera uno de los «Cinco Venenos», cinco animales mortales: la serpiente, el ciempiés, el escorpión, la lagartija y el sapo. Los chinos creían que si llevaban imágenes de estos animales, no les harían daño. Pero los lagartos, aunque no están relacionados con el agua, se ha considerado que pertenecen a la familia del dragón (Tian Shen 2017[3]). Y entre algunas tribus del este de la India y el Sudeste Asiático son a veces sustitutos de los peces, otras representaciones del sexo masculino, e incluso a veces un símbolo de la muerte (Löffler 1968[4]).

La tortuga es un animal acuático y símbolo a la vez de longevidad. Es muy posible, por tanto, que el templo donde se desarrolla este relato recibiera cultos de la población local, y se considerar capaz de proporcionar a la gente fertilidad, longevidad y buenas cosechas. Y no sería raro que se ofrecieran sacrificios a estos animales. Un concepto ya demasiado atrasado para los maestros taoístas, que aprovechan este conocimiento para hacer que la población local los destruya.

Pero estas destrucciones no fueron muy efectivas, pues en las crónicas de la historia china hay numerosos relatos de culto a especies animales, especialmente numerosos durante la dinastía Song, cuando se creó todo un mundo nuevo de deidades que debían de sustituir los sangrientos cultos a serpientes y otras bestias, cuyos altares fueron considerados ilícitos, habiendo llegado en muchas ocasiones hasta principios del siglo XX.

Imagen: Un chino ofrece un pequeño lagarto en un palillo a un invitado inglés que se resiste a comérselo. Litografía coloreada realizada por Smith. 3 de mayo de 1858. Parte de: «Modales y costumbres de los chinos». https://wellcomecollection.org/works/rfc2pugs

Notas:

[1] Gan Bao. In Search of the Supernatural. The written record. Tradución de Kenneth De Woskin y J.I. Crump Jr. Stanford University Press. 1996.

[2] Gan Bao. Pag 233.

[3] Tian Shen. Recognition of symbols in different cultures: Chinese culture vs. non-Chinese cultura. Iowa State University. 2017.

[4] Lorenz G. Löffler. Beast, Bird, and Fish: An Essay in South-East Asian Symbolism. 1968.

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