Inmersión budista desde Shanghái: no hace falta tomar un avión, el paraíso está a la puerta de casa
Los residentes de Shanghái deseosos de conocer un poco más sobre el arte y la historia budista a menudo piensan en pesados viajes a las montañas sagradas de esta religión. No saben que muy cerca de sus casas también hay montañas budistas, con templos antiguos, ambiente recogido y, por supuesto, una tranquilidad que no encontrarán en los lugares más famosos. A solo unas horas de la ciudad, el viajero curioso puede adentrarse en un mundo muy distinto: templos antiguos semi ocultos por la bruma, peregrinos, colinas llenas de historia y montañas que han sido sagradas durante más de mil años.
Un itinerario básico puede llevar al viajero a cuatro enclaves situados en la provincia de Zhejiang: el Templo del Alma Escondida en Hangzhou, la isla de Putuo, y las montañas de Tiantai y Xuedou.
Hangzhou y el Templo del Alma Escondida
Antes de ser famosa por su lago o por el té de Longjing, Hangzhou fue una ciudad sagrada para el budismo. En su época dorada se cuenta que albergaba más de 300 templos budistas, y aún hoy conserva algunos de gran belleza. El más célebre es el Templo del Alma Escondida (Lingyin Si), fundado en el siglo IV por el monje Hui Li, originario de la India. Su nombre significa “el templo del retiro espiritual”, y desde su fundación ha sido uno de los lugares más venerados del budismo chan (zen) en el sur de China.
Lingyin ha sido reconstruido muchas veces, pero conserva su atmósfera solemne y poderosa. A lo largo de los siglos, fue patrocinado por emperadores, reformado por monjes célebres y escenario de retiros espirituales, debates doctrinales y peregrinaciones. Hoy aún acoge una comunidad monástica activa y a miles de visitantes que encuentran en sus salones y patios un aire de recogimiento que contrasta con el bullicio de la ciudad. Los tres salones principales son los más majestuosos, y la estatua de Weidou en el Salón de los Reyes Celestiales fue tallada hace casi 1.000 años.
Enfrente del templo se encuentra la colina voladora (Feilaifeng). Según la leyenda, fue traída desde la India por el mismo Hui Li. Lo cierto es que alberga más de 300 esculturas rupestres talladas entre los siglos X y XIV, muchas de ellas de estilo Song, y otras de estilo tibetano, el único lugar en el este de China con tanta riqueza escultórica. Las figuras representan budas, bodhisattvas, guardianes celestiales y escenas de los sutras. Es uno de los mayores conjuntos escultóricos budistas del sur de China y un museo al aire libre poco conocido por los visitantes extranjeros.
Putuoshan: la isla de la compasión
En el mar frente a la costa de Zhoushan se encuentra la isla de Putuoshan, uno de los cuatro grandes montes sagrados del budismo chino. Es venerada porque se considera que es el hogar de Guanyin, la bodhisattva de la compasión. El culto a Guanyin en esta isla se remonta al siglo IX, aunque la isla adquirió renombre nacional a partir del siglo X, atrayendo a monjes, emperadores, comerciantes y devotos.
Durante las dinastías Ming y Qing, Putuoshan fue uno de los principales centros de peregrinación del este de Asia. Más de un centenar de templos y ermitas cubrían la isla, y en sus costas se levantaron estelas, puentes votivos y refugios para peregrinos.
Hoy los principales templos son el Puji Si, centro ritual y administrativo de la isla; el Fayu Si, famoso por sus pabellones de madera, y el Huiji Si, situado en lo alto de la montaña. Además de sus valores religiosos, Putuoshan ofrece una atmósfera de serenidad inigualable: playas solitarias, caminos entre bambúes, monjes caminando con paraguas y campanas que suenan al atardecer.
Tiantai Shan: cuna de una escuela filosófica
Menos conocida por el gran público pero de enorme importancia doctrinal, la montaña Tiantai fue el lugar donde el monje Zhiyi, en el siglo VI, fundó una de las primeras escuelas budistas autóctonas de China: la escuela Tiantai, basada en la interpretación sistemática del Sutra del Loto (Fahua jing).
A diferencia de otras corrientes que priorizaban la práctica meditativa o la fe devocional, Tiantai desarrolló un sistema filosófico complejo, que integra contemplación, análisis doctrinal y práctica ética, buscando una vía media entre la vacuidad del mahayana indio y la realidad del mundo cotidiano. Su influencia fue tal que, en el siglo IX, el monje japonés Saichō viajó a Tiantai, estudió allí y fundó en Japón la escuela Tendai, que sería uno de los pilares del budismo nipón medieval.
El centro de esta tradición es el Templo Guoqing, fundado por Zhiyi hacia el año 598. Aunque ha sido reconstruido en distintas épocas, conserva su planta original y muchos detalles arquitectónicos antiguos. Se encuentra rodeado de senderos, puentes de piedra y bosques húmedos. El templo alberga varias estatuas originales de la dinastía Ming, inscripciones con versos de Zhiyi y una estela conmemorativa del emperador Wendi de la dinastía Sui. La atmósfera de Tiantai es particularmente introspectiva, ideal para quienes buscan comprender el budismo no solo como fe, sino como filosofía viva.
Xuedou Shan: el Buda sonriente y la montaña secreta
Al oeste de Ningbo, en los valles de Xikou, se encuentra el monte Xuedou, tradicionalmente vinculado a la figura de Budai, el «buda gordo y feliz», que muchos consideran una encarnación local de Maitreya, el buda del futuro. Este personaje, siempre representado con vientre abultado y sonrisa amplia, encarna una espiritualidad alegre y cercana.
El actual Templo Xuedou ha sido reconstruido y ampliado en los últimos años. En él destaca una enorme estatua dorada de Budai, visible desde varios kilómetros, que se ha convertido en símbolo del lugar. Pero más allá de su tamaño, lo que atrae al visitante es el contraste entre el humor benevolente de Budai y la solemnidad de otros templos. Xuedou representa el lado más humano del budismo chino: el que consuela, ríe y abraza.
Itinerario
Dada su cercanía a Shanghai (y por supuesto a Hangzhou y Ningbo), estos templos se pueden visitar en una excursión de varios días desde la gran metrópoli financiera o en varios viajes más cortos durante varios fines de semana. Un itinerario a tener en cuenta sería:
- Shanghái → Hangzhou
Tren de alta velocidad desde 46 minutos. Si uno va a la Estación de Hangzhou, en el centro, más conveniente para visitar el Templo del Alma Escondida, necesitará unos 90 minutos. - Hangzhou → Ningbo
Alta velocidad (1 h). Desde Ningbo, acceso por carretera a Zhoushan o al puerto para tomar ferry a Putuoshan (90 min). - Putuo → Xuedou Shan
Desde Zhoushan a Xuedou, unas 2 h en coche. Desde Xuedou a Tiantai Shan
2 horas por carretera. - Tiantai → Shanghái. Tren de regreso directo (2 horas).
Sobre mí: Hace ya muchos años que llegué a China y desde entonces he compaginado mi tiempo entre los viajes y el estudio de la cultura de este país. Mis investigaciones más populares son las relativas a los caracteres chinos (Caracteres chinos: un aprendizaje fácil basado en su etimología y evolución), el Matriarcado en China (hay un libro con ese título), y las culturas de las minorías (Shangrilá). En los viajes me he especializado en Yunnan, Tíbet, la Ruta de la Seda y otros lugares poco conocidos. Escríbeme si tienes pensado venir a China. La agencia con la que colaboro proporciona un servicio excelente y un precio imbatible. Tienes mi correo abajo.
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