La conquista de China por los mongoles es un largo proceso que implica a cuatro emperadores durante tres cuartos de siglo. Su éxito se debió no sólo al valor y técnica guerrera de los generales y soldados mongoles, sino a que los tres regímenes principales de la China de entonces (Imperio Jin, Imperio Xia del Oeste e Imperio Song), incapaces de valorar con precisión la importancia de la amenaza mongola, quisieron utilizarles cada uno de ellos para librarse de su enemigo, pereciendo al fin ante la insaciable sed de conquistas de los khanes mongoles. Ya en el primer ataque mongol contra los Xia del Oeste, el emperador Jin consideraba una suerte que sus enemigos combatieran entre sí. Poco podía sospechar que enseguida alcanzarían una tregua, y las tropas mongolas se dirigirían contra él.
La conquista militar de China propiamente dicha se inicia con los ataques a los Xia del Oeste, éstos detuvieron a los mongoles en una serie de batallas animándoles a establecer una tregua (una serie de complejos lazos familiares unían a los emperadores de los Xia del Oeste con los Khanes mongoles), entonces se volvieron contra los Jurchen de la dinastía Jin.
La expansión del imperio de los Jin les había llevado a controlar gran parte de Mongolia, donde durante el siglo xii hacen frente a los numerosos levantamientos de los mongoles, acabando con sus líderes. Una expansión de los mongoles, como la experimentada por Genghis Khan, se debe enfrentar necesariamente a los Jurchen. Desde 1211 los mongoles atacan una y otra vez a los Jurchen, que a pesar de ser derrotados continuamente, siguen oponiendo una tenaz resistencia.
Los enfrentamientos más duros entre ambos ejércitos se producen por el control de la capital, Beijing. Sus primeros ataques se inician en 1211, pero no será hasta que los mongoles inicien su cerco a Beijing cuando la situación se torne más extrema para todos. Las carencias de alimentos se convierten en el mayor problema para ambos bandos. Entre los mongoles se sorteaba un soldado de cada cien para alimentar a los otros; entre los sitiados el hambre también lleva al canibalismo. En mayo de 1215 el general defensor de Beijing se suicida, los mongoles toman la ciudad. Numerosas mujeres y jóvenes se suicidan arrojándose desde la muralla de la ciudad. La ciudad es asolada, sus defensores masacrados y sus palacios saqueados.
El emperador Jin ya ha huido a Kaifeng, desde donde seguirá resistiendo sus ataques. Tras la conquista de Beijing los mongoles arrasan el norte de China. Parece que Genghis Khan y sus ministros consideraban el norte de China tan solo como un excelente lugar en el que podrían pastar sus rebaños y de donde los chinos deberían de ser eliminados. Uno de sus consejeros, Yelu Chucai, de origen Kitan, le hizo comprender los beneficios mucho mayores que se conseguirían haciendo tributar a esa inmensa población y utilizándola en su provecho, salvando así millones de vidas.
La segunda campaña de China, aún dirigida por Genghis Khan, fue contra el reino de los Xia del Oeste, que se habían librado de la primera ola de destrucción jurando lealtad a Genghis Khan. Desde entonces han pasado más de diez años, que Genghis Khan ha aprovechado para eliminar posibles enemigos a su espalda, conquistando la mayor parte de Asia Central. Al violar su juramento y no asistir a los mongoles en sus campañas hacia el oeste, los Xia del Oeste se ganaron el odio del Gran Khan, que los venció y exterminó. Los Tangut, dispersos, emigran en las cuatro direcciones. Unos se integran en el mundo chino, otros forman pequeños principados en las fronteras tibetanas, y otros emigran al oeste, donde aún se puede seguir el rastro de sus descendientes.
El propio Genghis Khan murió durante la campaña contra los Xia del Oeste. Tras su muerte, los mongoles abandonan las actividades militares y se reúnen en Karakorum para ejecutar su testamento. Mediante éste reparte el imperio de los mongoles entre sus cuatro hijos, de tal forma que el hijo mayor, Dietchi recibe los territorios situados al oeste del Irtysh (que heredará de hecho su hijo Batu al haber precedido la muerte de Dietchi a la del propio Genghis Khan) donde forma la Horda de Oro; el segundo hijo, Chatagai, recibe la región del Turquestán; el tercero, Ogodei, recibe China, Mongolia y parte de la Ruta de la Seda; quedándose el cuarto, Tului, en el hogar paterno, cuidando las tierras de los antepasados.
Ogodei Khan, al que según el testamento de Genghis Khan le correspondía el dominio de China, reanudó en 1229 los ataques contra los Jin, establecidos en Kaifeng, que tras cuatro años de resistencia acabaron por sucumbir al empuje mongol; su capital es tomada en 1233 y su emperador capturado al año siguiente.
Extraído de Pedro Ceinos, «Historia mínima de China».
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