Las aventuras del monje loco Ji Gong
Los días pasados he estado leyenda una novela sobre el monje pícaro más famoso de China. Sobre el Monje Ji Gong, más conocido por su afición al vino y a la carne que por sus méritos religiosos. Su bondad y su deseo continuo de ayudar a las personas, le ha granjeado no obstante el fervor de la gente durante casi 1000 años y le ha elevado, en la religión popular, a la altura de las grandes deidades budistas.
Como señala Victoria Cass en la introducción a esta obra: «Gong es un dios de las calles, un bebedor, un embaucador, un mago de la ciudad que vive entre los tenderos y los comerciantes ambulantes, entre los eruditos empobrecidos, los buscavidas callejeros y las prostitutas cortesanas, todos con historias de supervivencia y de mala suerte. Es su exorcista, su vengador; es un héroe callejero, el santo patrón del hombre común».
Se cree que Ji Gong nació en Hangzhou, durante la Dinastía Song (960-1279). Tras pasar unos años en el Monasterio del Alma Escondida, a las afueras de esta ciudad, abandonó el monasterio, y se convirtió en un vagabundo, alcanzando renombre -no en los templos, sino en las tiendas de vino.
Su amor por la gente le convirtió en una leyenda, y como tal pronto pasó a ocupar un lugar central en una serie de cuentos y relatos que se trasmitían oralmente, especialmente en las casas de té, relatos que se multiplicaron y ampliaron a medida que se expandía la vida de la ciudad en China»
La versión que se ha presentado en inglés es la realizada por Guo Xiaoting en la década de 1890, titulada Los cuentos completos del Señor Ji, en la que se recogen y editan los materiales de la literatura popular.
El monje es una de las mejores representaciones del género de pícaros en la literatura chna. Un género que incluye numerosos personajes poco conocidos en el mundo serio de las historias literarias, pero famosos entre la población local de China y la de sus minorías. Entre ellos podríamos incluir a Afanti de los pueblos de la Ruta de la Seda, Ayidan de los Naxi, el tío Tomba de los tibetanos, y muchos otros. Todos ellos han desempeñado un papel importante en la religión y el arte de China.
La locura de Ji Gong tiene un método evidente. Invoca lo elemental, involucrando el sentido subversivo e incluso anárquico de la vida. Pero este sentido es peligroso a la hora de darle una forma narrativa, y ahí el compilador, narrador y editor ha quedado más ligado a las tradiciones del cuento popular que a las de una novela como obra.
La narración acaba por hacerse demasiado larga, las historias se van enredando a veces con algunas episodios que tienen menos interés, lo que hace que en vez de mantener la tensión narrativa a la espera de un resultado final se vaya evaporando. Especialmente pesada desde el punto de interés del lector es la larga busca y captura del malvado criminal Dragón de las Nubes Hua, pues continuamente parece que se va a llevar a cabo, solo para acabar por librarse de este justicia que simboliza el monje.
Por otra parte los recursos narrativos que nos presentan los poderes mágicos del monje se quedan muy reducidos. Por una parte vemos que gracias a su clarividencia consigue estar en los momentos adecuados donde van a suceder los delitos, pero por la otra le basta con recurrir continuamente a recitar la sílaba sagrada para detener y vencer a su enemigo. Un poquito más de imaginación podría haber creado una narrativa más fluida y una historia más legible.
No obstante creo que es una obra interesante para todas las personas que quieren conocer un poco más la cultura china pues nos muestra a este personaje que parece que siempre está rondando un poco alrededor de la religión y de la picaresca en toda su plenitud.
Ceinos Arcones, Pedro. Pícaros y listos de las minorías de China. 2014.
Guo Xiaoting. Adventures of the Mad monk Ji Gong. Ranslated by John Robert Shaw. Tuttle. 2014.
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