Muchos de los pueblos de China celebran una fiesta durante la primavera, el día octavo del cuarto mes, en honor a esos bueyes tan necesarios para la actividad agrícola, y los Yao también lo hacen. Ellos tienen una leyenda para explicar el origen de esta fiesta:
«En tiempos remotos Pangu[1] abrió el cielo, Luban[2] construyó muros, el Rey de las Espigas envió el grano, y el Rey de los bueyes aró los campos.» En los antiguos libros Yao «La canción de Pangu que separa el cielo” y «Cruzando la Montañas»[3] que «Yin Mao envió una gran inundación que duró dos años, y todas las cosas del mundo fueron inundadas por las aguas, dejando sólo al hermano y hermana Fuxi[4], escondidos en una calabaza que flotaba sobe el agua. De esta forma pudo continuar la humanidad. Más tarde, el Rey Pan subió al trono y le dio al pueblo de Yao un montón de montañas para vivir en paz y prosperidad cortando y plantando[5] en ellas sus cultivos. Sin embargo, la zona de la Montaña Yao es tan pobre y desolada que a pesar del duro trabajo de la gente en la agricultura, la gente Yao siempre estaba en una situación muy precaria.
Un año, la Estrella de Taibinxing[6] bajó a investigar la situación del pueblo y vio que las tribus Yao habían estado viviendo en las escarpadas montañas durante generaciones, arando y cultivando con fuego y llevando una vida difícil. El Emperador de Jade[7] envió entonces al Rey de la Cosecha a la tierra, y al Rey de los Bueyes a bajar a la tierra para arar los campos. Desde que el Rey de los Bueyes llegó a la tierra, la gente Yao comenzó a arar los campos y a plantar cosechas, y cada año el clima era favorable y había una cosecha abundante.[8] Para mostrar su gratitud al Rey de los Bueyes, la gente Yao celebró de forma tradicional el día en que el Rey Buey bajó a la tierra (el octavo día del cuarto mes lunar) como el día del cumpleaños del Buey.
Hay una canción folclórica de la familia Yao que dice, «El octavo día del cuarto mes, tira el arado y el rastrillo; el medio día del séptimo mes, el granero está lleno, y se recogen diez mil cargas de grano, todo gracias a la ayuda del buey”. El octavo día del cuarto mes, el pueblo Yao trata con mucho cariño a sus bueyes y les sirve como a dioses, permitiéndoles dejar el arado y descansar un día entero. En este día, no se permite que nadie fustigue a los bueyes, luchar con ellos, matarles y ni siquiera regañarles.
El primer día de la fiesta, cada familia debe dar al ganado un baño caliente, cepillarse el cuerpo y también dejar el corral del ganado limpio y ordenado, colocando para ello una nueva paja, pintada con papel rojo o con amuletos de Buda fijados al corral de ganado, para ahuyentar a los malos espíritus y expulsar a las deidades de las enfermedades epidémicas, y bendecir la salud del ganado. Ese día, los bueyes deben de comer algo especialmente rico, y por la mañana temprano, la gente se preocupa de dejar salir a los bueyes temprano, para que coman el pasto con rocío, cuanto antes mejor.
Por la mañana, hierven huevos con posos de vino de arroz glutinoso para que las vacas los coman. Hay un dicho entre los Yao que dice: «Cuando un hombre cumple años, come ginseng; cuando lo hace una vaca, come ginseng amargo». Por la tarde, usan el ginseng amargo para alimentar al ganado, con el deseo de que viva una vida larga y saludable. Cuando llega la noche, cada familia Yao selecciona los bueyes mejores y más fuertes para una fiesta. La gente se viste con sus trajes de fiesta, baila alrededor de una hoguera, toca largos tambores y canta canciones alegres.
[1] El gigante que separa el cielo y la tierra en la tradición China.
[2] El patrón (o dios) de los arquitectos y constructores.
[3] Este tipo de canciones eran como los mitos fundacionales de las comunidades yao
[4] Fuxi, que en la tradición china se empareja con Nuwa, aquí parece encarnar a los dos hermanos que sobreviven al diluvio, que o bien se apellidan de esta forma o uno se llama Fu y el otro Xi.
[5] Se refiere a la llamada agricultura de roza y quema, mediante las que se desbroza una zona, se cultiva unos años y se deja que se recupere naturalmente antes de volver a utilizarla.
[6] Una deidad en la religión popular china y el taoísmo. Es hijo de Bai Di, el Emperador Blanco, y su nombre significa «Estrella de la tarde»
[7] Principal deidad de los taoístas, y luego de muchos cultos populares. Los Yao conservan numerosas creencias taoístas.
[8] En cierta forma nos narra la transformación tecnológica, gracias al buey, por la que pasan de practicar esa agricultura de roza y quema, en la que las semillas se plantarían en agujeros (como otros pueblos de China), y baja productividad, a otra en la que gracias al buey consiguen mayores rendimientos.
Más información sobre el tema en EL AÑO DEL BUEY Y LA CULTURA CHINA
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Más información, y links a algunos artículos académicos se puede ver (en inglés) en Ethnic-China
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