El canon del Emperador Amarillo
En Breve: La última gran obra de la filosofía china descubierta hasta el momento, merece ser conocida por todos los interesados en este país.
Hace ya casi 50 años, en 1973, se descubrió en una tumba antigua del sur de China, en Mawangdui para ser precisos, una importante cantidad de objetos artísticos. Entre ellos destacaba un gran fragmento de seda completamente lleno de caracteres chinos. Los estudiosos pronto descubrieron que sobre la tela estaba escrita una versión del Dao Dejing, la famosa biblia taoísta, así como otra obra en principio desconocida.
Investigaciones posteriores descubrieron que su carácter correspondía con la breve descripción que los Anales sobre Literatura y Arte, de la Historia de la Dinastía Han realizaban de «Los Cuatro Clásicos del Emperador Amarillo.» Ésta es la obra básica de la escuela filosófica llamada Huang-Lao, pues consideraba al Emperador Amarillo (Huang Di) y a padre del taoísmo, Lao Zi, como sus fundadores.
De hecho, la utilización de estos dos nombres ya da una idea del carácter político del tratado, pues basándose en esa antigua raigambre propone un sistema de gobierno (nada más lejos de las ideas de Lao Zi) capaz de compararse con el sistema legista o el confuciano, dominantes en la época. Basado por una parte en el amor al pueblo, y en la armonía entre el soberano y sus súbditos, mantiene por otra parte le necesidad de unas leyes claramente establecidas, y la de establecer castigos severos para aquellos que no las cumplan.
El libro está dividido en cuatro partes:
Las Leyes Constantes asume que leyes, decretos e instituciones legales, se apoyan en el Dao. Tiene varios capítulos dedicados a el Dao y las Leyes, El orden de un país, la realeza correcta, de la ruina de los países, etc. Comienza de la siguiente forma:
“Es del Dao que leyes, decretos e instituciones legales toman forma. Esas leyes son la regla para medir lo que es justo y lo que no, las ganancias y las pérdidas, y forman el criterio para juzgar lo que es correcto e incorrecto. Por lo tanto, el que domina el Dao formula leyes pero no se atreve a violarlas.” (p. 3)
Los Dieciséis Clásicos, el libro segundo, muestra una serie de escenas en las que el Emperador Amarillo sienta las bases del sistema político del Huang-Lao. Inicia describiendo el establecimiento del mandato del cielo, y va proponiendo una serie de normas para llevar a cabo un buen gobierno. Es interesante que en el capítulo siete, titulado “Paradigmas de la conducta masculina y femenina” se alaba continuamente la conducta femenina, “modesta, respetuosa y frugal”, y dice que “las pérdidas sufridas debido a la conducta femenina resultarán en futuras recompensas… y es llamado acumulación de virtudes sufrir pérdidas por persistir en la conducta femenina” Más adelante se afirma “generalmente los que actúan primero sufren mala fortuna, mientras que los que lo hacen después se aseguran buena fortuna. Y si uno que actúa primero no sufre mala fortuna es porque se aferra a la conducta femenina” (p. 105).
“Si uno nunca sufre mala fortuna es porque se mantiene firme en la conducta femenina… Cualquier que sea aficionado a aplicar la conducta masculina debe ser llamado : uno que es nocivo para la vida… Cualquiera que gusta de aplicar la conducta femenina debe ser llamado receptor de emolumentos. Si ahora es rico, se hará más rico; si es pobre tendrá comida para comer. Si se defiende, su defensa será estable; si actúa tendrá éxito; si busca algo seguramente lo obtendrá; su lucha superará a su enemigo.” (p. 106)
La tercera, Aforismos, mezcla algunos aspectos filosóficos con su aplicación práctica. Algunos resultan extraños para el lector occidental. Otros contienen enseñanzas valiosas en todo tiempo y continente:
“Si no hay armonía en los asuntos internos de un país, uno no debe hablar de asuntos exteriores. Si uno no examina cuidadosamente los detalles, no debe hablar de grandes asunto… El grano que da fruto no tiene por qué tener bellas flores.” (p. 145).
Y la última parte, la Esencia del Dao, es una disquisición puramente mística sobre el Dao.
“Uno es su nombre. El vacío su morada. La no-acción su naturaleza. Armonía su función.” (p. 159).
En definitiva, una breve obrita que presenta aspectos hasta el momento desconocidos del pensamiento filosófico de la antigua China, cuya lectura es recomendable para todos los interesados en profundizar sobre la esencia de esta cultura.
The Yellow Emperor’s four canons. Revisado, anotado y traducido al chino moderno por Yu Minggang. Traducido al inglés por Leo S. Chang y Feng Yu. Yuelu Publishing House. Changsha, 2006.
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