El Perro Casamentero – Un cuento mágico chino
Durante la dinastía Han, Huang Yuan, del principado de Taishan, abrió su puerta una mañana y encontró un perro negro sentado fuera vigilando, como si fuera de la casa. Huang lo ató a una correa y lo sacó de caza con unos vecinos. Al anochecer, vio un ciervo y soltó al sabueso, que Salió corriendo detrás de su presa dejando a Huang atrás. Después de seguirle durante varias horas, llegó a una cueva de la montaña. Se metió en ella y tras recorrer unos cien metros se encontró con un camino flanqueado por fresnos y sauces, con muros a ambos lados. Entonces Huang siguió al sabueso a través de una puerta. Tras la que encontró varias docenas de habitaciones llenas de hermosas muchachas con espléndidos atuendos, ocupadas en rasgar liras, puntear arpas o jugar a las damas.
Cuando llegó al pabellón norte, encontró tres habitaciones con dos sirvientas. Al ver a Huang, se miraron y sonrieron.
«¡Este es el marido que el sabueso ha traído para Miaoyin!»
Una de las criadas se quedó allí mientras la otra entraba. Entonces salieron cuatro criadas y anunciaron que la señora Taichen tenía esta propuesta para Huang:
“Tengo una hija que ya tiene quince años y está en edad de casarse. El destino la ha destinado a ser tu esposa».
Al caer la noche, Huang fue conducido a una sala orientada al sur que daba a un lago. En el lago Había un pabellón, con entradas en las cuatro esquinas. Estaba muy iluminado y tenía cortinas y un sofá en su interior. Miaoyin era una belleza deslumbrante, y sus sirvientas también eran muy bellas. Una vez terminada la boda, festejaron y se fueron a dormir. Unos días después, Huang quiso ir a su casa para anunciar el matrimonio a su familia.
«Los mortales difieren de los inmortales», suspiró Miaoyin. «Después de todo, no podremos estar juntos mucho tiempo».
Al día siguiente le dio su colgante de jade como regalo de despedida, y derramando lágrimas se despidió junto a las escaleras de su palacio: “Aunque te quiero mucho, no podemos seguir juntos. Piensa en mí el primer día de cada tercer mes, y ayuna y purifícate ese día».
Las cuatro doncellas acompañaron a Huang a la salida, que en medio día llegó a su casa.
Desde entonces añoraba a su esposa hada, y cada año, en la fecha señalada, vislumbraba su carruaje deslizándose por el aire.
De Liu Yiqing, 403-444. Registros de lo oscuro y de lo claro.
Recordamos que el perro actúa comúnmente como psicopompo, es decir acompaña al alma de los muertos en sus viajes en el otro mundo, es por tanto un comunicador entre el mundo de las personas y el de los dioses. Actividad que muestra aquí en otra faceta curiosa.
Cueva se ve como la entrada a otro mundo, a otra dimensión. Como renacimiento, asociada con la vagina permite nacer de nuevo. Por eso hay mitos como el de la minoría Wa, Saliendo de la Cueva, etc.
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