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Los peces viven en
el agua, el amplio mundo acuático es su hogar, de un lugar para
otro nadan buscando su comida, disfrutando de felices existencias. Pero
el goloso pescador suele ir usar redes y anzuelos para capturarles y comérselos
con vino y arroz.
Como los peces no
estaban muy contentos con esa situación fueron a poner una demanda
en el palacio de justicia.
El juez le preguntó: "¿A quien demandas?"
El pez dijo: "Al pescador"
El juez siguió: "¿De que acusas al pescador?"
El pez contestó: "Yo ni soy su enemigo ni le he ofendido,
pero él se empeña en venir con sus redes para capturarme
y comerme, y así nuestra población es cada vez menor."
El juez siguió: "Cuando el pescador viene con sus redes a
capturaros, ¿vosotros miráis si la red está cerrada
por arriba?"
"No" dijo el pez.
"¿Y por que no saltáis para salir por arriba?"
continuó el juez.
"No lo hemos pensado" dijo el pez.
El juez continuó: "¿Habéis mirado si la red
tiene fondo o no?"
"No, no" dijo el pez.
"¿Y porque no vais abajo y salís de la red?" siguió
el juez.
"No espera a que nosotros salgamos, sino que el pescador tira de
la red y nos arrastra con ella." Contestó el pez.
"Además de esto, ¿tienes alguna otra acusación?"
le apremió el juez un poco cansado.
"Sí, hay veces que el pescador utiliza anzuelos para capturarnos."
Dijo el pez cada vez más enfadado.
"¿Y que hay en el anzuelo?"
"Hay un gusano, es lo que utiliza generalmente el pescador para tentarnos."
"Que extraño. Parece que vosotros estáis predestinados
a convertiros en la comida del pescador. Al saber que vosotros picáis
el anzuelo con tanta facilidad, estoy pensando en ir a pescar y poner
en mi anzuelo un poco de mantequilla."
El pez perdió
el pleito, lo que podía ser razonable se convirtió en absurdo.
Que injusto. Al volver a casa el pez estaba cada vez más enfadado,
y acabó por morir del disgusto. Pero muerto aún no cerró
los ojos. Y hoy en día sigue siendo así.
Este es un cuento
de los Yao de la Provincia de Guangxi.
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