Religión de los Jingpo

20041221

Para los Jingpo cada persona se divide en cuerpo y alma, que se unen formando al hombre. Cuando una persona sueña es porque el alma ha abandonado el cuerpo, si no encuentra nada destacable durante su viaje, no recordará el sueño, pero si se encuentra con alguna experiencia interesante, la recuerda al despertar. Es por ello que entre los Jingpo se da gran importancia a lo soñado, y a su carácter auspicioso o nefasto. Lo que ha hecho que se desarrollen entre ellos unas claves interpretativas de los sueños. Por ejemplo, si una persona sueña con un cuchillo o una escopeta, es señal de que tendrá un hijo varón; si sueña con muchos pepinos o calabazas, es señal de sufrimientos, y mala profecía. Entonces habrá que pedir a un hechicero que rece a los espíritus, o correr el riesgo de que alguien muera.

Tras la muerte de una persona, su espíritu se separa del cuerpo, y va al reino de las sombras, donde debe ir a reunirse con los antepasados. Según su tradición los Jingpo vienen del Norte por lo que tras la muerte, el espíritu debe viajar al Norte. Como es una circunstancia muy negativa que el alma del muerto se quede entre los vivos, se realizan diferentes ritos para mostrarle el camino al alma.

En cada vivienda de los Jingpo hay una casa de los espíritus a la que los extraños no pueden entrar. Ellos consideran que el hombre es un ser más de la naturaleza, y que cada cosa tiene su espíritu. Existen por tanto más de 100 deidades en su panteón, que se dividen entre las deidades de la naturaleza y las deidades de la sociedad. En general se considera que hay tres tipos de deidades. Los dioses del cielo, como el del Cielo, del Viento, del Sol, de la Luna o del Trueno; los de la tierra, como los del Agua, del Fuego, del Grano; y los del hogar. De entre ellos el más importante es el Dios del Sol. Para conseguir asegurar la influencia benéfica de tantas deidades, observan estrictamente numerosos tabúes. Entre las deidades hay algunas femeninas. Como la Madre Creadora, copartícipe en la creación del mundo, y las de la Cocina, del Tejido, la Inteligencia, la Música, la Memoria y la Maternidad.

Entre los Jingpo hay algunas personas especializadas en los tratos con el mundo de los espíritus, a los que se llama Dongsha. De entre ellos hay los llamados Zhaiwa que son los más importantes. Familiarizados con la historia, mitos, ritos y cultura de los Jingpo, eran, en los tiempos antiguos, un verdadero centro de poder junto al Shangong. En cada aldea había un Dongsha. De entre los Dongsha también hay tres tipos, los Dongsha Grandes, los Dongsha y los Dongsha Pequeños. El primero especializado en los ritos del cielo, los otros van bajando en importancia, y de hecho los pequeños Dongsha no pueden sacrificar vacas ni cerdos, sino que sólo lo hacen con pollos, pescados secos y ratas. También tienen los Dongsha una especie de ayudantes llamados Qiangzhong, que se dedican a preparar los objetos de las ofrendas. Y otros de menor importancia llamados Mitui, que realizan ritos menores.

En cada aldea hay una especie de templos llamados Nengdang, que suelen ser construcciones de paja, sin paredes, situadas en las afueras de la aldea, de la que cuelgan calaveras de vaca o cerdo.

Sus actividades religiosas estaban muy desarrolladas, en alguna ceremonia de primeros del siglo XX se llegó a contabilizar el sacrificio de 27 vacas.

Sus creencias han sido muy afectadas por el establecimiento del régimen comunista.
Su religión fue consideraba superstición, y sus ritos, un desperdicio de recursos.

 


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