El amor entre los Dong

En cada aldea dong existen una serie de casas públicas en las que los jóvenes se encuentran cada noche, especialmente en las épocas de menor actividad agrícola. Generalmente son las chicas las que llegan a esas casas al anochecer, se quedan allí charlando y bordando sus tejidos. Luego empiezan a cantar y es como una señal para los chicos, que les responden asimismo cantando.

Los chicos no suelen ser de su misma aldea, pues ellos también se organizan en grupos, que al anochecer salen a las aldeas vecinas.

Se inicia así un proceso de cantos antifonales de temática amorosa mediante el que los chicos intentan conseguir el acceso a la casa donde están las chicas. Una vez en su interior, continúa el cortejo entre chicos y chicas, siempre a base de cantos. Primero cantan los hombres por un lado y las mujeres por otro. Pero poco a poco se van formando parejas que permanecen cantándose hasta el alba. Con estas canciones cada uno va expresando sus sentimientos, dándose a conocer ante la persona que ama y ganar así su confianza para poder ir intimando cada vez más.

En algunas zonas las parejas que se van estableciendo van cantando por turnos, mostrando a los demás un amor que surge. Este amor se va consolidando con el intercambio de pequeños regalos como prueba del compromiso. Los amantes a veces, optarán por no encontrarse en esta casa pública, sino en el bosque, pero sólo durante el día.

Conseguido el amor de la mujer, aún hace falta la autorización de los padres. Para ello el chico suele pedir a algún pariente que hable con los padres de la chica y se establezcan los preparativos para la boda.

Aunque los padres tienen la última palabra en lo referente a la boda, numerosas leyendas de amores desdichados por la intervención de los padres, les previenen de insistir demasiado en sus preferencias. Además, los amantes siempre tienen el recurso de casarse en secreto, y pedir luego perdón a los parientes por medio de un intermediario.

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