LOS VIAJES DEL BUEN DOCTOR CAN.- Liu E
Madrid, Editorial Cátedra, 2004. Traducción de Gabriel
García Noblejas e introducción de Juan José Ciruela
y Javier Martín Ríos.
A finales de la dinastía Qing, la literatura china experimentó
un proceso de renovación por la creciente influencia de la literatura
occidental, debido al contacto cada vez más profundo del pensamiento
occidental en el seno de la cultura china. Uno de los géneros literarios
que experimentó con más intensidad esta renovación
fue la novela. Entre las dos últimas décadas del siglo XIX
y la primera del siglo XX, la novela fue el género de moda de la
época. El auge de las publicaciones periódicas, facilitadas
por la expansión de las imprentas y la modernización del
arte de imprimir, hizo que el género narrativo estuviera al alcance
de más lectores y gozara de mayor popularidad. Una de las novelas
más importantes publicadas en ese periodo fue Los viajes del buen
doctor Can (Laocan youji), de Liu E (1857-1909) y escrita entre los años
1903 y 1904. Esta obra ha sido catalogada dentro de las "novelas
de denuncia social" publicadas a finales de la dinastía Qing,
pero, en realidad, también se abre a otras temáticas.
Liu E nació en la provincia de Jiangsu en el seno de una familia
de antiguos militares. Desde pequeño recibió una esmerada
educación y de joven se cultivó en diversas disciplinas
del saber. Tras la muerte de su padre, necesitó ganarse la vida
por sí mismo y por consecuencia comenzó su intermitente
y desventurada incursión en el mundo de los negocios. En su juventud
fue adepto de la secta Taigu, inspirada en distintas ideas sacadas del
confucianismo, el budismo y el taoísmo, aunque el confucianismo
era la fuente primordial de la que bebía esta secta. Una de sus
principales obsesiones personales fue el control de las aguas del río
Amarillo, donde trabajó durante un tiempo como asesor, consiguiendo
grandes avances en la lucha contra las inundaciones. Después participó
en algunos proyectos de construcción de líneas de ferrocarril,
pero que no llegaron a hacerse realidad por la fuerte oposición
de los funcionarios de la época. Tras varios intentos de entrar
en los negocios relacionados con el comercio de la sal y el carbón,
viajó a Japón. A su vuelta a China compró varios
terrenos, en la ciudad de Pukou, y fue acusado de corrupción; Yuan
Shikai, futuro presidente de la primera república china, lo desterró
a la provincia de Xinjiang, donde murió en 1909. La agitada vida
de Liu E es un claro reflejo de la época incierta y confusa que
le tocó vivir.
En Los viajes del buen doctor Can, Liu E nos cuenta las andanzas y vivencias
del doctor Can, un hombre recto y justo que con su sabiduría y
benevolencia va ejerciendo el bien allá donde la injusticia ha
echado raíces en la sociedad. En su constante caminar, Liu E entra
en contacto con una serie de personajes que van trazando el hilo de toda
la narración. El contenido esencial de la novela se centra en la
crítica del doctor Can a los altos funcionarios de finales de la
dinastía Qing. El escritor no sólo denuncia la corrupción
y la incompetencia de la administración; su crítica está
dirigida a esos funcionarios de gran ambición, que anteponen su
carrera personal a los intereses comunes del país, como los personajes
Yu Xian y Gang Bi, partidarios de la revuelta de los Bóxers, cuyo
final produjo desastrosas consecuencias para China. Pero como se refirió
anteriormente, Los viajes del buen doctor Can es una novela que sobrepasa
los ámbitos temáticos de denuncia social. A través
de los viajes del doctor Can, el lector va sumergiéndose en diversos
lugares de la geografía china, cada uno de ellos con sus propias
características culturales. Además, cada personaje esconde
una historia, que en su conjunto ofrece el testimonio de una época
en transición, la de finales de la dinastía Qing, esto es,
la última dinastía de la historia milenaria de China.
Los viajes del buen doctor Can es una lectura obligada para todos los
estudiosos y aficionados a la literatura china. En la figura de Liu E,
escritor de espíritu reformista, podemos ver la ilusión
de ese grupo de intelectuales que intentó sacar al país
del ocaso teniendo en cuenta la nueva situación que se vivía
en China y en el ámbito internacional. Esta traducción,
realizada por Gabriel García Noblejas, supone una gran aportación
en el mundo de la sinología.
JAVIER MARTÍN RÍOS
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