Viaje por la China imperial |
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VIAJE POR LA CHINA IMPERIAL. Edición de Jordi Groh. Ediciones Abraxas. 2000 Debo reconocer que en un principio miré con un cierto escepticismo el presente libro. Una recopilación de relatos de viajeros que a lo largo de los siglos han visitado China no me parecía una gran obra a la que dedicar mi tiempo y mis palabras. Y además, entre ellos, tampoco me parecía encontrar la que para mí habría sido selección ideal. En cuanto empecé a leer el libro, mi impresión cambió por completo. Desde los primeros fragmentos de la primera selección, de la obra del misionero Juan de Piano, que visitó China en el año 1245 enviado por el Papa, el libro empezó a interesarme. Cada fragmento me sabía tan fresco como un dulce recién preparado. Al acabarlo sólo podía preguntarme por que la mayoría de estas obras no son todavía accesibles al lector en español. Como hemos podido vivir todos estos años, sin conocer, siquiera, parte de estas magníficas memorias de viaje. La descripción de la vida y costumbres de los mongoles por Juan de Piano, la narración de sus andanzas por la suntuosa ciudad de Hangzhou por Odorico de Pordenone, la detallada enumeración de las diferencias entre la mujer china y la tibetana, por Marco Polo, o la no menos detallada explicación del fundamento del diseño y la construcción de los jardines chinos por William Chambers, que visitó Cantón en el siglo XVIII, son piezas de antología, suficientes como para justificar la edición y lectura de este libro. La acertada combinación de los fragmentos incluidos construye de hecho, una historia de China. Y una historia a la vez de las relaciones entre China y Occidente. Arroja luz sobre muchos aspectos a menudo descuidados en las grandes historias, que pueden servir para ayudar a lector a comprender tan inmenso país, y va presentando de forma intuitiva diferentes aspectos de su sociedad, costumbres, historia y decadencia. Decadencia es la palabra clave en esta obra. Ya que, efectivamente, desde la llegada de los primeros europeos a China en el siglo XIII, a una China que ha alcanzado su mayor esplendor en los años pasados, con esa dinastía Song cuya capital Hangzhou aún impresiona a Marco Polo y a Odorico de Pordenone, este país inicia un proceso de decadencia que apenas es mitigado durante el reinado de algunos emperadores especialmente iluminados. Mientras tanto, Occidente va saliendo de las tinieblas de la Edad Media, al despertar del Renacimiento, la luz de la Ilustración y el relámpago de la Revolución Industrial. La visión de China por los occidentales cambia con los siglos como se transforman tanto China como los occidentales. Y este cambio se vive en este libro mejor que en muchos libros de la historia diríamos oficial. El libro es vertiginoso, como es la sensación que se siente al pasar en unas páginas, en unas horas, de la grandeza imperial que fascina a los primeros viajeros, a la decadencia de la que se ríen a gusto los comerciantes en el Cantón del siglo XVIII y XIX. Muy interesante para todos los interesados por China, esperamos que se convierta en el inicio, de una tarea apenas comenzada, que consiga presentar al lector las valiosas memorias de los que conocieron la China del pasado. Pedro Ceinos |
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