Religión de los Talu

Los Talu mantienen el culto a la naturaleza y a los antepasados.

El culto a la naturaleza se manifiesta en la veneración a Zhuo'e y a Milu. El primero es actualmente el dios principal para los Talu, pero su culto posiblemente se originara como uno de los cultos a las montañas. Hacen ceremonias en su honor dos veces al año, en el Año Nuevo de los Talu (8 a 12 del enero lunar) y en la Fiesta de las Antorchas (24 de junio lunar), cuando ofrecen a Zhuo'e cabras (generalmente tres), cerdos, gallinas, vino y tortas baba.

El culto a Milu deriva del culto a la Montaña Padre, bastante extendido por la zona. En un principio cada clan veneraba una montaña distinta, cuyo dios era el dios protector de las cosechas, por su capacidad de regular el viento y la lluvia. Por eso, hoy en día, la gente de distinto apellido aún venera a Milu en diferentes montañas.

También creen en otros dioses, como el Espíritu del Dragón tras la Montaña y el Espíritu de los Árboles. Así como otros espíritus y fantasmas, cuyos designios pueden conocer por medio de la adivinación, que realizan utilizando fundamentalmente huesos de cabra, huesos de pollo o huevos.

En cuanto al culto a los antepasados, se manifiesta mediante una rama que clavan en la pared de las casas, y las ceremonias de "Abrir el camino" a los muertos.

Tienen dos tipos de sacerdotes, los Niefu y los Luxi, que no están retirados de las actividades productivas.

Los Niefu, más numerosos, hacen una función semejante a los Dongba de los Naxi, curando a los enfermos, ahuyentando a los demonios, y practicando la adivinación.

Los Luxi, conocen los mitos sagrados de los Talu, y son por tanto, los encargados de dirigir las ceremonias más importantes, como las que se celebran en honor de Zhuo'e, de Milu, así como "abrir el camino" a los muertos.

Al morir, se entierra al muerto en un ataúd de madera. Muchas veces las tumbas de una familia o un matrimonio están juntas. Antes de enterrarles, los Luxi velan el cadáver durante un tiempo que varía entre uno y tres días, recitando las instrucciones para abrir el camino a su alma al país de los antepasados, y que no se quede por las cercanías haciendo de fantasma.

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