Por qué los Pumi nunca beben tumbados

Antiguamente cuando los Pumi salían de caza sólo llevaban consigo unos granos de maíz como alimento. De esta forma, cuando tenían hambre, les bastaba con buscar un poco de agua en algún manantial y comer su maíz.

Hubo un día en que un cazador había recorrido varias montañas en busca de caza y se encontraba sediento. Recorrió aún varias montañas más buscando un poco de agua para calmar su sed sin ningún éxito, hasta que, cuando ya estaba punto de desfallecer, descubrió un estanque entre dos montañas. Sin poder esperar más se tumbó entre las hierbas de su orilla y abriendo la boca empezó a beber directamente del estanque. Cuando levantó la cabeza vio reflejada en el agua la imagen de un fiero tigre.

Se dio la vuelta aterrorizado y efectivamente, un gran tigre estaba frente a él dispuesto a devorarle. El cazador, sin saber como evitar su muerte segura sólo se le ocurrió pedir al tigre que le dejara acabar su comida. El tigre, seguro de su presa, accedió indiferente. El cazador sacó entonces sus granos de maíz y los fue comiendo todo lo despacio que pudo. El tigre le miraba aburrido ya desde la derecha, ya desde la izquierda, y mientras le miraba se preguntaba: "¿Es un hombre o un animal? Antes, cuando le he visto beber en el agua parecía un animal, pero ahora come el maíz como un hombre. Yo temo a los hombres, pues me pueden matar..."

Mientras el tigre se hacía estas reflexiones el cazador, teniendo sed de nuevo, se acercó al agua a beber, esta vez tomó el agua haciendo un hueco con sus manos. El tigre, al verle, no tuvo duda de su naturaleza humana, por lo que dio un gran rugido y desapareció en el bosque. Al escuchar el rugido el hombre asustado se empapó de un sudor frío, pero al volver la vista el tigre ya no estaba.

Desde entonces cuando los Pumi salen a cazar comen y beben poco, y nunca, nunca, por más sed que tengan, beben tumbados.

Traducido por Pedro Ceinos Arcones. Autor de "El Tigre en China. Imagen y símbolo."

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