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La Creación del Mundo y otros mitos de los Naxi
Mito de la Creación del Mundo
La Creación del Mundo
En los tiempos remotos el cielo y la tierra estaban en una continua agitación, los árboles podían andar, las piedras podían hablar. El cielo, la tierra, el sol y la luna, las piedras y árboles, agua y fuego, las montañas y los ríos aún no se habían formado, sin embargo existía el reflejo (1) del cielo y la tierra, el reflejo del sol y la luna, el reflejo de piedras y árboles, el reflejo del fuego y el agua, el reflejo de los ríos y montañas, y el reflejo de los ríos y corrientes (2).
Entonces una aspiración y un sonido se transformaron dando origen a un dios llamado Igu Ake, que a su vez se transformó dando origen a un huevo blanco. El huevo se transformó dando origen a un pollo blanco, que no tenía nombre, pero que se le llamó Enyu Enman por la casa de Dong (3). Pasado un tiempo aspiración y sonido también se transformaron dando origen a un dios llamado Igu Tina, que a su vez dio origen a un huevo negro, que se convirtió en un pollo negro, pollo que no tenía nombre pero que fue llamado Fujin Annan por la casa de Shu.
Enyu Enman creció con un cuerpo muy, muy blanco y muy bello. Usó tres blancas nubes del firmamento para hacer su ropa, y tres manojos de hierbas de la pradera para hacer su nido, en el que puso nueve pares de huevos blancos, que tras ser empollados se convirtieron en dioses y santos. Fujin Anman creció con un cuerpo negro, muy oscuro y extremadamente feo. Puso nueve pares de huevos negros, que tras ser empollados dieron origen a los demonios.
Los carpinteros que abrieron el cielo fueron nueve dioses poderosos; las artesanas que separaron la tierra fueron siete (4) diosas inteligentes. Su labor no pudieron completarla con éxito ya que cielo y tierra permanecían en continua agitación. Al ver que la separación del cielo y la tierra no era tan estable como deseaban siguieron buscando una forma, y así en el este erigieron un poste con una caracola blanca, en el sur erigieron un poste con jade verde, en el oeste uno con una perla negra, en el norte uno con oro amarillo y en el centro otro de hierro blanco. Entonces usando un zafiro empujaron el cielo hacia arriba, y usando oro amarillo presionaron la tierra hacia abajo. De esta forma el cielo y la tierra empezaron a separarse.
No mucho después, los dioses y santos deliberaban, los poderosos y los sabios discutían cual sería el mejor sitio para erigir una montaña sagrada. Se reunió entonces una gran fuerza y bajo la dirección del gran dios de las nueve alturas, al final se construyó la montaña sagrada Junaruolou (5) y el cielo y la tierra dejaron de moverse.
Sobre esa montaña había un pájaro lavandera (6) que tenía todo el cuerpo blanco, aunque en su cola tenía una pluma negra, o sea que tampoco se puede decir que fuera completamente blanco. Sobre ella vivía también un negro cuervo, que tenía todo el cuerpo negro, pero en su ala tenía tres plumas blancas, por lo que tampoco se puede decir que fuera completamente negro. La mariposa blanca. Se puede decir que personifica lo blanco, aunque su nacimiento tampoco sea tan bueno. Nace en el frío tercer mes de invierno, sus alas han perdido la fuerza por el viento helado del invierno, revolotea de acá para allá, acabando siempre al pie de la montaña. Esto seguro que demuestra su debilidad, viéndolo así, ella tampoco es una personificación de lo blanco. La hormiga negra, se puede decir que es una personificación de lo negro, pero su nacimiento tampoco es muy bueno, ya que lo hace en el amargo calor del tercer mes del verano. Su cintura es tan delicada que a veces no le permite superar las trombas de agua del verano, siendo arrastrada por el agua hasta mares lejanos. ¿Se puede considerar entonces una personificación de lo negro? (7)
En tiempos remotos, en lo alto surgió el sonido de un farfullo, y en lo bajo surgió el siseo de una aspiración. El sonido y la aspiración se fundieron dando lugar a tres gotas de rocío blanco, que acabaron formando tres grandes mares. En el centro del mar nació Henren. Henren engendró a Meiren, cuya séptima generación se convirtió en el ancestro del género humano, según la siguiente genealogía: Meiren Shishi, Shishi Ciyu, Ciyu Chuju, Chuju Jiuren, Jiuren Jiesheng, Jiesheng Congren, Congren Lien (8).
Congren Lien tuvo cinco hermanos y seis hermanas, que no tuvieron reparo en unirse entre ellos casándose. El hedor de un asunto tan pestilente llegó al cielo e hizo enfurecer a los dioses. Entonces el sol y la luna dejaron de brillar, las montañas y los valles empezaron a llorar. Las montañas se derrumbaron, la tierra se resquebrajó, el agua inundó todo augurando un severo desastre.
Congren Lien (9) subió a lo alto de la montaña. Quería atrapar al faisán plateado que estaba sobre un árbol, pero cuando llegó ya era muy tarde. Fue entonces a lo alto de la meseta, quería apacentar a los rebaños de cabras blancas como nubes, pero también llegó demasiado tarde. Él no tenía habilidad para el trabajo y fue a aprender de la hormiga, tampoco tenía capacidad de divertirse y fue a aprender de la mariposa blanca. No sabía cultivar la tierra, pero utilizando un toro de ojos negros y un arado de madera de castaño, anduvo hasta el lugar del dios Dong y del dios Se, y roturó las tierras. Enfadados, estos dioses soltaron a un fiero jabalí de largos colmillos. De tal forma que lo que él cultivaba por el día, el jabalí lo destrozaba completamente por la noche. Entonces Congren Lien puso una trampa en el centro del campo recién roturado. Durante todo un día y una noche estuvo esperando al borde del campo sin ningún resultado, pero al segundo día por la mañana el jabalí cayó en la trampa.
Cuando Lien le hubo atrapado se puso muy contento. Entonces sacó el machete que llevaba a la cintura pensando en acabar cuando antes con el jabalí. Pero antes de que pudiera hacer nada un anciano de largo pelo y barba blanca, y una anciana apoyada en un bastón, se presentaron ante él con una sonrisa forzada. Ante su aparición repentina Congren Lien no supo dónde agarrarse y un sudor frío le resbaló por el cuerpo. Nervioso tomó el arado pensando en irse, pero en su precipitación golpeó con el arado al anciano, rompiendo un trocito del gorro de plata que llevaba sobre su cabeza. El anciano gritó y el cielo tembló. Cuando se iba a llevar la hoja del arado, lo hizo tan descuidadamente que golpeó el bastón de la anciana rompiéndole un trozo. La anciana dio un grito y la tierra se movió.
Congren Lien estaba muy asustado, así que se disculpó ante los ancianos: “Anciano ¿te duele? Te doy unas friegas, ¿vale?” Luego le dijo a la mujer. “Anciana, ¿te duele o no te he lastimado? ¿Quieres que te haga un vendaje?” El anciano dijo: “Congren Lien. Querías subir al árbol a atrapar al faisán plateado pero llegaste tarde. Querías ir a la meseta a apacentar tus cabras, pero te retrasaste. Vosotros, hermanos y hermanas habéis pecado gravemente, el castigo no tardará en llegaros. (10)”
Al escucharle Congren Lien se arrodilló ante ellos suplicándoles que salvaran su vida. Los dos ancianos al ver su actitud de sincero arrepentimiento le hablaron de esta forma: “Vas a matar un yak de pezuñas blancas y le vas a arrancar la piel para hacer un tambor, que coserás con una aguja fina y un hilo gordo. Sobre el tambor pondrás doce cuerdas largas. Ata tres cuerdas a la copa del ciprés, tres a la del abeto, suelta tres en el espacio y otras tres las sujetarás a la tierra. Coge una cabra bien gorda, un cerdo amarillo y un perro del mismo color, un gallo blanco como la nieve, nueve tipos de semillas de cereales y lo colocas todo en el interior del tambor. Además de no olvidar estas cosas, mete un machete y una hoz, y cuando todo esté listo, tú también te puedes sentar en el interior del tambor.”
Cuando Congren Lien volvió a su casa contó lo sucedido a sus hermanos y hermanas, que enseguida se apresuraron a ir donde los ancianos a suplicarles su merced. Sin ánimo de extender a ellos sus favores, el anciano les dijo que mataran un cerdo e hicieran un tambor cosiendo su piel con una aguja gorda y un hilo fino, sin decirles que llevaran nada consigo, sino que bastaría con que se sentarán en su interior.
Tres días después el cielo empezó a rugir y la tierra a gritar; arriba las montañas se derrumbaban y los valles se agrietaban, los tigres y leopardos no pudieron salvar la vida; abajo el agua de la inundación lo arrastraba todo, ni las nutrias y peces podían moverse. El sol y la luna dejaron de brillar, sol y noche, todo quedó igual de oscuro y silencioso. El pino blanco quedó hecho trizas por un rayo, y Lien Jingu, el hermano de Congren Lien salió despedido a la novena nube, nadie sabe dónde quedó su cadáver y dónde fue enterrado. El castaño rojo quedó hecho añicos por una explosión, Lien Kuagu, otro de sus hermanos, fue despedido a la séptima capa de la tierra, sin que sepa dónde quedó su cadáver ni dónde fue enterrado. Los hermanos y hermanas de Congren Lien siguieron las instrucciones de los ancianos y perecieron durante la inundación.
Lien estaba sentado en el interior del tambor, con sólo la obscuridad a su alrededor, y un sentimiento de terror y miedo. En ese momento llamaba al cielo sin recibir respuesta, quería pedir ayuda pero no sabía dónde. El tambor de piel flotaba en medio del mar. Estuvo flotando durante mucho tiempo, luego fue lanzado contra el flanco de una alta montaña y fue descendiendo por su ladera, sobresaltando a Lien, que tomó el cuchillo de su cintura y rajó el cuero saliendo al exterior. El panorama que descubrió le dejó estupefacto. Por todas partes sólo había desolación. No se veía ni una persona viva, ni un animal siquiera. Ante sus ojos solo había montañas y valles vacios extendiéndose sin fin. Al ver ese panorama no pudo evitar estallar en sollozos.
Caminó entonces hasta llegar bajo un gran abeto, de dentro del tambor soltó un cordero, que enseguida empezó a berrear.
“¿Por qué lloras?” Le preguntó.
“No es que llore de alegría” le contestó el cordero “sino que de cachorro me disteis hierba verde para comer y ahora que soy adulto no me la das. La hierba verde de la tierra no sé dónde la podré tomar. Lloro llamando a la hierba.”
Del interior del tambor soltó entonces a un perrito, que inmediatamente se puso a ladrar sin descanso.
“¿Por qué lloras?” Le preguntó Congren Lien.
“No es que llore de alegría” le respondió el perro “sino que de cachorro me disteis sopa de arroz blanco para comer y ahora que soy adulto no me la das. La sopa de arroz blanco del mundo no sé dónde ha ido a parar. Llamo a la sopa de arroz blanco.”
A continuación soltó a un pollito, que inmediatamente se puso a piar.
“¿Por qué lloras?” Le preguntó también a él.
“No es que llore de alegría, sino que de cachorro me disteis granos blancos para comer y ahora que soy adulto no me los das. Los granos blancos de la tierra no sé dónde han ido a parar. Llamo a los granos blancos.”
Sobre la tierra no se veía ninguna persona, sólo se veían moscas. Moscas volando hasta llenar el cielo. No había ganado, sólo hierbas que se extendían hasta el infinito. Congren Lien se sintió sólo y triste. Sus ojos se llenaron de lágrimas. La nieve que se derrite desde las altas montañas, es para los hombres el agua más fría, pero su corazón estaba aún más frío. Congren Lien vestía sobre su cuerpo una basta túnica, a su hombro llevaba un carcaj con las flechas, y un gran arco de madera de morera. Mientras andaba iba cantando, pero nadie respondía con sus cantos (11), sólo los sonidos de la montaña y la respuesta de los valles le hacían compañía (12), y así, sin nada de qué preocuparse siguió caminando, pasando una existencia fría y solitaria.
No se sabe cuántos días pasaron hasta que llegó al pie de una gran montaña. Frente a él estaba la pradera Liconglina. Allí descubrió que se veía humo, un hilo de humo tan fino como el que asciende de una varilla de incienso; al llegar la noche distinguió un fuego que brillaba como la cresta de un gallo, cuyo resplandor teñía de rojo todo el cielo.
Entonces Congren Lien se dirigió allí. Junto al fuego se encontró con un anciano de larga barba, tan tupida como una enredadera y tan blanca como la nieve, que al llegar a su lado le dijo: “Sobre el mundo ya no hay humanidad.” Al escuchar esa noticia Congren Lien se sintió asombrado, pero a la vez se sentía alegre por este encuentro, por lo que arrodillándose ante el anciano le suplicó: “Anciano, apiádate de mí. Sin nadie más en este mundo me siento tan triste y solitario, quiero tener alguien que trabaje conmigo por el día y repose a mi lado por la noche, pero si sobre el mundo ya no hay ninguna persona ¿qué remedio hay para mí?”
El anciano le dijo: “Al pie de la más alta de las bellas montañas que ves viven dos diosas. Hay una muy bella con los ojos verticales y otra que no lo es tanto con los ojos horizontales. Por nada del mundo debes olvidar que no puedes desear a la diosa de ojos verticales, ya que sólo te puedes casar con la que tiene los ojos horizontales.” Congren Lien se despidió del anciano agradeciéndole sus palabras. Se puso en camino recordando sus instrucciones, dirigiéndose con su corazón lleno de alegría al pie de la alta montaña. Al llegar a la montaña efectivamente se encontró con las dos diosas y se sintió realmente contento. Una era muy bondadosa pero su rostro no le resultaba atractivo; la otra no parecía tan buena pero tenía unas pestañas tan bonitas. El cuerpo de Lien se sintió fortalecido, supo que tenía que controlarse pero no podía controlar sus sentimientos, no podía controlar sus ojos. Pensó: el cuerpo no es tan listo como el corazón, ni el corazón tan inteligente como los ojos. Y de esta forma desobedeciendo los consejos del anciano, eligió como mujer a la bella diosa de los ojos verticales.
Poco después de casarse la diosa se quedó embarazada. Lien estaba muy contento pues iba a tener un hijo, pero al llegar el momento del parto no nacieron personas, sino tres embriones seguidos. Del primero salieron un oso y un cerdo, del segundo un mono y un pollo, y del tercero una serpiente y una rana. Congren Lien empezó a sudar por todo el cuerpo, se sintió nervioso y asustado, entonces fue a ver al anciano a pedirle consejo. Éste le dijo: “No escuchaste mis palabras y ahora el castigo se presenta ante tus ojos. Cuando el caballo corre, sólo piensa en llegar, sin darse cuenta de que cuanto más deprisa corre más fácil es romperse la pezuña. Tú, realmente eres un jovencito que no distingue lo que es bueno de lo que es malo para sí mismo. Toma al oso y al cerdo y suéltalos en el bosque, al mono y al pollo suéltalos en alguna gran roca, a la serpiente y a la rana suéltalas en un estanque.” Esta vez Congren Lien no se atrevió a negarse y siguió al pie de la letra las órdenes del anciano.
Milidong Apu (13) era un dios listo y poderoso. Hizo muchos muñecos de madera, algunos de sexo masculino y otros de sexo femenino. Un día se transformó en un anciano y saliendo al encuentro de Congren Lien le dio una caja con unos muñecos diciéndole: “Pronto podrás tener un compañero. Coge estos muñecos y llévatelos, pero hasta que no pasen nueve meses no puedes verlos.” Lien se marchó con los muñecos, pero apenas habían pasado tres días cuando, ardiendo de curiosidad, abrió la caja para ver a los muñecos. Los muñecos tenían ojos pero no veían, sólo parpadeaban; tenían manos pero no podían coger cosas, sólo daban palmadas; tenían piernas pero no podían andar, sólo golpeaban el suelo con los pies. Entonces fue a contar este suceso a Milidong Apu. Tras escuchar su relato Apu se enfadó mucho, y tomando el machete que llevaba en la cintura, destrozó todos los muñecos haciéndoles añicos. Luego llevó algunos al interior de una cueva, es por eso por lo que en algunas cuevas hay eco; otros los llevó al agua, es por eso por lo que en el agua hay olas; y otros más los llevó al medio del bosque, y es por ello por lo que en el bosque hay bestias de cuatro patas.
Desde entonces Congren Lien empezó a vagar sin objetivo viajando de un lugar a otro. Si en su camino veía una serpiente, la mataba, si era un mono, lo mismo. Su corazón estaba lleno de odio, en su boca cantaba esta canción:
En el cielo flotan las nubes blancas,
que crían las blancas grullas,
de bondad tan profunda como su pensamiento.
¿Cómo puede preocuparse de ser bondadosa
La grulla que volando solitaria,
Piensa con tristeza en su propia sombra?
Sobre la ancha tierra sin límites,
Donde mis parientes me criaron,
Con su profunda bondad.
¿Cómo puedo preocuparme de ser bondadoso,
si vago solitario y sin lazos
deseando formar una pareja?
Mientras andaba iba cantando. Su mano no paraba de restregarse las lágrimas. Sin ningún objetivo siguió caminando hacia delante, siempre hacia delante. Anduvo de un lado para otro hasta llegar a la cima de una montaña nevada muy, muy alta. Con su mano tomó la hoja de un árbol poniéndosela en medio de la boca y la sopló suavemente. Según la soplaba sonaba mejor y mejor, pero cuanto más escuchaba la melodía él la sentía más sosa. Hasta que se preguntó: “¿al final, para quién estoy soplando?” Se sintió tan triste, que inmediatamente masticó la hoja que tenía en su boca hasta triturarla (14).
Llegó a la orilla de un río que bajaba serpenteando. Su agua era limpia y cristalina. Se acercó a mirar, al ver su propio reflejo se sintió asombrado y asustado. Pues se vio débil y delgado, muy feo. No se atrevió a volver a mirar, si no que tomando una piedra la lanzó con furia sobre el río, y luego se fue.
Congren Lien, desesperado, se volvió al cielo pidiendo una mujer con la poder unirse para recrear la humanidad. Poco después llegó a la frontera entre el Blanco y el Negro, un lugar tan bello que era difícil de describir. Había un ciruelo con unas bellas flores blancas, entre ellas había dos que atraían especialmente su mirada, pues se abrían una frente a la otra de tal forma que parecía como si no pudieran separarse. Mientras estaba mirando absorto, de repente vio que llegaba andando una muchacha extremadamente bella, se llamaba Cunhong Baobaiming. Lien empezó a sudar un sudor frío, no sabía si sería algo bueno. Pensaba para sí: ¿cómo puede llegar una mujer tan bella a semejante lugar? Mientras la miraba extrañado y alegre, la muchacha le habló con dulces y tiernas palabras.
“El oriol revolotea solitario, pero esa forma de volar no es natural. Permíteme preguntarte a dónde vas.”
“He oído decir a la gente que este es un buen lugar.” Contestó él. “Los ciruelos florecen dos veces cada año, y bajo los árboles hay una buena muchacha. Es por ello que he venido aquí a buscarla.”
Así cada uno explicó al otro su propia situación en una charla que resultaba muy convincente.
De hecho, Cunhong Baobaiming había sido prometida como esposa por su padre, el dios del cielo Zilao Apu a la familia celestial Meiloukeloukexing, en cuya casa había nueve hermanos. Cunhong no estaba de acuerdo con ese matrimonio, pero tampoco se atrevía a enfrentarse abiertamente con su padre, de ahí que estuviera muy deprimida. Ese día el tiempo estaba muy claro y sobre el limpio firmamento no había ni una nube. Ella se transformó entonces en una bella grulla blanca, y voló del cielo a la tierra, tal vez buscando también un marido, vagando de un lado para otro hasta que acabó bajo ese ciruelo donde se encontró con el joven Congren Lien. Ella consideraba que ese encuentro con Lien era muy afortunado y enseguida empezó a amarle en su corazón.
De esta forma, cuando llegó el momento de abandonar el bosque de ciruelos, Lien, escondido en las alas de la grulla blanca, voló con ella al palacio del cielo. Al llegar a la casa de Zilao Apu, su padre, para que nadie descubriera la presencia de su amado, Cunhong ató a Lien en medio de una cesta de bambú, escondiéndola en un ángulo tras la puerta.
Al llegar la noche, cuando Apu volvió de pastorear sus ovejas, llevó a sus animales al redil, pero como las ovejas coceaban y no querían entrar sacó al perro pastor al exterior. Pero el perro se dio la vuelta y se puso a ladrar mirando a la casa. Apu, enfadado empezó a gritar: “¿Qué cosa extraña ha llegado a nuestra casa?” Y mientras decía esto sólo se le veía afilar el cuchillo y frotarle nervioso.
Al ver a su padre tan nervioso Cunhong le preguntó: “Papá ¿por qué afilas la espada? ¿Por qué la estás frotando continuamente? La piedra donde las abejas han hecho su colmena aún no está caliente. Las abejas no pueden mudarse. Si el señor no es cruel los esclavos no pueden escapar. Los estanques no se han secado y los peces no pueden dejarlos.” Luego, dándose cuenta que su padre pronto descubriría la presencia de Congren Lien, continuó: “Ay padre. El año que la montaña se derrumbó haciendo una grieta en la tierra, él no murió por la explosión que derrumbó la montaña. El año que el agua se desbordó e inundó la tierra, él no fue arrastrado por la riada pereciendo entre las aguas. Es un joven tan capaz y tan valiente. Le quiero, así que condúcele a casa con nosotros. Padre, te ruego que no te enfades. Los días en los que el sol brille le puedes mandar a secar el grano, o a vigilarle; los días que llueva le puedes enviar a cavar una zanja para drenar los campos. ¿No te parece bien así?”
Apu no lo podía soportar y gritando preguntó: “Bueno, al final ¿qué tipo de persona es? Yo quiero saberlo por mí mismo. Tráele aquí a mi presencia.”
Congren Lien se bañó con el agua de nueve ríos hasta quedar blanco y limpio, luego frotó su cuerpo con nueve tortas de aceite hasta quedar brillante y pulido. Cunhong le llevó desde su cuarto a través de nueve puentes afilados a la presencia de su padre. Cuando le tuvo ante sí Apu se puso a observarle cuidadosamente mirándole de arriba abajo una y otra vez. Con sus ojos recorría desde los pies a la cabeza del hombre muy lentamente, dejando que su mirada se parara por largo tiempo con cada detalle de su cuerpo. Así estuvo escrutándole durante mucho, mucho tiempo. Luego dijo: “Tú. Si no fuera por las uñas de las manos y las de los pies, no parecería que tuvieras ni una gota de sangre en este cuerpo. Si no fuera por las palmas de las manos y las plantas de los pies, sobre tu cuerpo no habría ni una arruga. Tu país natal, de donde viene el padre Akoulu parece que no ha transmitido a su propio hijo su prestigio y su poder. Tu, si el agua fluye hasta el bosque de pinos, seguro que no queda un lugar donde sobrevivan pinos. En el lugar donde proliferan las malas hierbas no hay forma de que crezcan las hierbas verdes. Hierbas verdes, que a la postre acabaran marchitándose.”
Al escuchar sus palabras, a Congren Lien le dio la impresión de que el asunto no iba muy bien, así que arrodillándose ante Zilao Apu le suplicó: “Apu, sobre la tierra los hombres ya han desaparecido, yo he sido el único superviviente. Quiero que la vida continúe, por favor, entrégueme a su buena hija como esposa.”
Apu le dijo: “Ya sé que eres un joven con grandes habilidades. Está bien. Ve a cortar para mí los árboles de nueve bosques y vuelve.”
Por la noche, cuando Lien estaba con Cunhong hablando de este asunto, ella le dijo la forma de cumplir esa tarea, y al día siguiente por la mañana Lien salió con nueve hachas que colocó en el centro de nueve bosques, luego empezó a cantar: “Blancas mariposas, venid a trabajar. Negras hormigas, venid a trabajar, que Lien también va a trabajar.” Como resultado de esto, los árboles de los nueve bosques fueron cortados y Lien volvió al cielo muy contento. Cuando estuvo frente a Apu le suplicó: “La quiero, démela.”
Apu dijo: “Es seguro que eres muy hábil pero aún no te puedo entregar a mi hija. Ve a quemar y dejar limpios los bosques donde has cortado estos árboles.”
Cuando por la noche, Lien contó a Cunhong el nuevo encargo que le había cometido su padre, está le contó en secreto la forma de llevarlo a cabo. Y así al día siguiente por la mañana, Lien salió con nueve antorchas, que colocó en el centro de los nueve bosques ya cortados, luego empezó a cantar: “Blancas mariposas, venid a trabajar. Negras hormigas, venid a trabajar, que Lien también va a trabajar.” Como resultado de esto, los nueve bosques fueron quemados y Lien volvió al cielo muy contento. Cuando estuvo frente a Apu le suplicó: “La quiero, démela.”
Apu dijo: “Está claro que eres muy hábil, pero aún no te puedo entregar a mi hija. Ve a sembrar grano en los nueve bosques que acabas de quemar.” Y le entregó nueve sacos de grano, diciéndole que roturara bien los campos, los plantara con cuidado, los inundara, los desaguara, cuidara los brotes hasta que los hubiera cosechado, y que entonces fuera a verle (15).
Congren Lien empezó el duro trabajo, mientras trabajaba iba cantando (16). Al llegar al borde del campo empezó a cantar: “Blancas mariposas, venid a trabajar. Negras hormigas, venid a trabajar, que Lien también va a trabajar.” Sin embargo, esta vez él mismo no movió ni un dedo, parecía un ciervo o un corzo, acurrucado como estaba durmiendo a la orilla del campo. En el momento en que se despertó todos los cultivos estaban recogidos. Esperó hasta que el grano estuvo maduro, y entonces llevó al hombro los nueve sacos de grano que acababa de recoger. Cuando volvió a casa, antes de que pudiera abrir la boca, Apu le dijo: “Te faltan tres granos, dos que están en el buche de la tórtola y uno que está en la tripa de la hormiga. Hábil muchacho busca la forma de traérmelos.”
Al día siguiente por la mañana una tórtola voló hasta posarse en un árbol del jardín de la casa de Apu. En ese momento Cunhong estaba cosiendo. Al ver a la tórtola, llamó a Lien enseguida. Al verla éste preparó su arco y colocó una flecha con la intención de disparar y matar al pájaro, pero cuando lo tuvo tensó, miró y miró, apuntó y apuntó, sin dejar salir la flecha. Al verle actuar de esa forma Cunhong se sintió muy preocupada, por lo que tomando el bastidor sobre el que tejía, le golpeó ligeramente en la mano. La flecha salió disparada y se clavó justo en el pecho de la tórtola, así se pudieron recuperar dos de los granos perdidos. Se dice que desde entonces el pecho de la tórtola tiene una marca, por el flechazo que recibió de Congren Lien en esa ocasión.
Sintiéndose muy contento Congren Lien se dirigió seguidamente a levantar una gran piedra bajo la que había muchas hormigas, que en un momento empezaron a alborotarse. Entre ellas había una con un gran bulto en la cintura. Lien utilizó un pelo de la cola de caballo para atárselo a la cintura, entonces presionó un poco y el grano perdido salió. Según se dice, si las hormigas tienen una cintura tan fina es debido a esa ocasión en que Lien les presionó. Lien tomó los tres granos y se los entregó a Apu diciendo: “La quiero. Démela.” Apu dijo: “Es seguro que eres muy hábil, pero aún no te puedo entregar a mi hija. Esta noche nosotros dos vamos a salir a la montaña a cazar cabras montesas.”
Lien, satisfecho, contó este suceso a Cunhong, que le dijo: “Debes de tener cuidado, cuando te diga que vayas a atrapar una cabra, es seguro que quiere convertirte en una cabra muerta.” Y así le enseño a su amado un remedio.
Por la noche los dos salieron a cazar cabras. Al llegar a la parte posterior del pico, Apu dijo que estaba muy cansado y propuso a Lien dormir juntos en una oquedad de la montaña, Apu en la parte de dentro, y Lien en la de fuera. Apu había planeado esperar a que Lien se durmiera y darle una patada para despeñarle montaña abajo, pero por más que esperaba Lien seguía despierto y fue él quien se quedó dormido. Entonces Lien se levantó sin hacer ruido, envolvió una gran piedra con su manta, la colocó junto al pie de Apu, y alejándose en silencio volvió junto a Cunhong. En medio de sus sueños Apu dio una fuerte patada, haciendo que la gran piedra cayera al precipicio, que justo fue a caer sobre la cabeza de una cabra. Al día siguiente, antes de que el gallo cantara, Lien volvió a la montaña a ver qué había pasado, descubriendo una cabra muerta al fondo del precipicio, que cargó al hombro y se la llevó a casa.
Cuando Apu se despertó se dirigió de vuelta a casa; pero mientras Congren Lien había tomado el camino más directo Apu dio algunas vueltas, de tal forma que cuando llegó ya le esperaba Lien, que le dijo: “La carne de la cabra ya está colgada en la cocina, tenga la bondad de preparar los aperitivos para la cena de Apu, tenga la bondad de hacer el desayuno de su mujer Azi. Quiero a su hija, démela.” Apu dijo: “Aún no puedo dártela.”
Pasados unos días, cuando se hubo acabado de comer la carne de la cabra, Zilao Apu fue a buscar a Congren Lien y le dijo: “Realmente eres muy listo y muy hábil. Esta noche los dos vamos a salir a pescar al río.” Lien se mostró de acuerdo y luego contó este suceso a Cunhong, que le dijo: “Ten cuidado. Cuando quiera que vayas a coger algún pez seguro que es porque quiere convertirte en un pez muerto.” Y luego le enseñó el remedio para evitarlo.
Esa noche, Apu y Lien salieron de pesca. Al llegar a la orilla del río Apu dijo que estaba cansado, pidiendo a Lien que durmiera con él a la orilla del río. Apu se preparó para dormir con la cabeza mirando a la orilla, dejando a Lien con la cabeza mirando al río. Apu había planeado esperar a que Lien se durmiera para darle una patada y tirarle al río. Al llegar la tercera hora Lien aún no se había dormido y fue Apu el que se quedó dormido. Lien entonces se levantó sin hacer ruido, envolvió con su túnica una gran roca, que colocó junto al pie de Apu, y luego volvió sigilosamente junto a Cunhong. En medio de sus sueños Apu dio una patada a la piedra, que cayó al río dando justo en la cabeza de una carpa. Al día siguiente, antes de que el gallo cantara, Lien se acercó al río a ver qué había pasado, y descubrió que en mitad del río flotaba una carpa muerta, que cogió y se la llevó a casa (17).
Cuando Apu se despertó también se dirigió a casa, pero como tomó un camino más largo que el de Lien, al llegar se le encontró en la puerta diciéndole: “El pescado ya está en la tinaja, tenga la bondad de hacer la comida de Apu, tenga la bondad de hacer la sopa de Azi. La quiero, démela.”
Apu dijo: “Eres muy listo y muy hábil. ¿De veras quieres casarte con mi hija? Ve a buscar tres gotas de leche de tigresa, eso demostrará que en realidad sí eres listo y hábil y entonces casaré a mi hija contigo.”
Tras escucharle Congren Lien se puso a sudar nervioso. Entonces dijo a Zilao Apu: “No importa qué cuerda le ate, todas son el hombre el que las trenza, y además las trenza muy tensas: pero ¿esa cuerda cómo la voy a poder trenzar? No importa el asunto que sea, todos los ha hecho el hombre, y muy bien hechos, pero este asunto ¿cómo lo voy a poder resolver?” Lien estaba enfadado y afligido, y además no había discutido el asunto con Cunhong, así que se fue corriendo derecho a un campo, donde recogió tres gotas de leche de gata salvaje y volvió al palacio a dárselas a Apu. Él pensó que la leche de todos los animales era igualmente blanca y no habría forma de notar la diferencia, pero Apu tenía una forma. Colocó la leche en el establo de los yaks y los toros, y éstos ni se inmutaron; la colocó luego en el establo de los caballos y las vacas, que tampoco se excitaron en absoluto. Por último la colocó en el corral de los pollos, que de inmediato se alborotaron y ruidosos empezaron a saltar para un lado y otro. Apu gritó enfadado: “¿Cómo que esto es leche de tigresa? Oye, jovencito, aún debes de preocuparte de ser un poco honrado y no estudiar la forma de engañar a la gente.”
Por la noche, cuando Cunhong supo ese asunto, se acercó a consolarle y le dio un consejo: “Mañana por la mañana, vete a los altos desfiladeros. En la ladera sur hay una tigresa buscando comida, sus cachorros están en la ladera norte durmiendo. Tienes que aprovechar esa ocasión, mata a un cachorro con una piedra, luego le quitas el pellejo y te lo pones sobre tu cuerpo (18). Espera hasta la hora de comer, y cuando la tigresa vuelva a alimentar a los tigritos, imita en todo sus movimientos. Si ves que los tigritos dan tres saltos, tu también los das; si rugen tres veces, tú haces lo mismo; entonces la tigresa se tumbará en el suelo y se dará la vuelta para alimentar a los cachorros, y tu podrás conseguir tres gotas de su leche.”
En esa coyuntura entre la vida y la muerte Congren Lien sentía el ánimo muy pesado. Al verle tan deprimido Cunhong le dijo: “En ese lugar fronterizo entre lo blanco y lo negro, se han dicho tres sabias palabras, ¿verdad que es difícil que las olvides? Tienes que confiar en ti mismo, y también debes de confiar en mí. Como dice el proverbio: “Lo imposible, lágrimas, al hacerlo, alegría.” Ya has sufrido tantas penalidades, que esta será la última, es difícil pensar que no me creas.” Al escucharla Lien estalló en lágrimas.
Al día siguiente por la mañana Lien salió a los altos desfiladeros. Siguiendo el método que Cunhong le había mostrado consiguió las tres gotas de leche de tigresa. Al mediodía volvió a casa y se las entregó a Apu, que las volvió a probar de forma meticulosa, poniéndolas primero en el corral de las gallinas, que se quedaron tan tranquilas como de costumbre. Luego las puso donde las vacas y caballos, que empezaron a moverse inquietos. Las llevó por fin donde los yaks y los toros, que empezaron a dar saltos nerviosos. Entonces Apu dijo sonriendo: “Esta es verdadera leche de tigresa. (19)”
Esa misma noche Apu y Azi estuvieron discutiendo el destino de su hija. Azi no paraba de repetir: “Cunhong es nuestra hija, pero Lien no es tan bueno como ella. ¿Hay alguna forma de hacer que se separen?”
Apu aún no estaba del todo satisfecho por lo que al día siguiente le dijo a Congren Lien: “Tu, naturalmente eres listo y hábil, pero ¿quiénes son tus antepasados por parte de padre y de madre?”
Lien dijo: “Soy descendiente de los nueve dioses que abrieron el cielo y de las siete diosas que separaron la tierra; desciendo del que puede cruzar las 99 montañas sin cansarse, y de la que puede atravesar los 77 valles sin agotarse; soy descendiente del fuerte dios Jiugao Nata; desciendo del que puede comerse la montaña Baoshan sin llenarse, y de la que puede beber nueve ríos sin saciarse; desciendo del que nunca será sometido y del que nadie puede matar; desciendo del que puede resistir cuchillos y venenos (20). Soy a quien sus enemigos han querido exterminar; pero a pesar de todo sigo viviendo. Apu, Apu. La quiero. Démela. (21)”
Cuando Congren Lien acabó de hablar Zilao Apu no supo que decir. Luego, aún preguntó: “Naturalmente quieres casarte con mi hija. ¿Qué regalos has traído?”
Congren Lien le dijo: “El cielo es alto y como un manto cubre las estrellas, la tierra es grande, por todas partes crecen hierbas. Un camino tan largo, ¿cómo puedo traer cabras desde la tierra hasta el cielo? ¿Cómo cargar con oro, plata u otros tesoros? Estos días, he cortado un bosque para usted, le he quemado, he recogido una cosecha de cereales. Le he acompañado a los riscos a cazar cabras y casi me convierto en una cabra de piedra; he ido con usted a pescar a la orilla del río y casi me convierto en un pez muerto; he ido al lado oscuro a despellejar un tigrito, y al lado claro a tomar la leche de su madre estando a punto de ser devorado por la tigresa. Todo ese miedo es más preciado que rebaños de cabras y montones de oro y plata. ¿Cómo pensar que no se puede considerar regalo de pedida? Apu, Apu. La quiero. ¡Démela!”
Tras escucharle Apu no supo que decir, y además su opinión respecto a Lien cambió por fin, por lo que estuvo de acuerdo en entregarle a su hija (22).
Las nubes llenan el firmamento
La grulla blanca va a despegar
Pero aún no ha extendido sus alas.
Sobre los espesos bosques de las altas mesetas
El tigre quiere empezar a moverse
Pero aún no ha sido animado con su dignidad
En la aldea del cielo
En la gran tierra donde vive la humanidad
Hay una pareja que se quiere poner de viaje
Pero el hombre aún no tiene su espada
Y la mujer aún no se ha arreglado.
Un día, Cunhong vio a un tigre de color rojo vivo, pero no se atrevió a acabar con él, sino que al volver se lo dijo a Lien. Pasados unos días, Lien cazó al tigre y los dos se sintieron muy contentos. Cuando le quitaron la piel pensaron qué hacer con ella, y vieron que podían hacer tantas cosas. La ropa de piel de tigre daba un aire poderoso. La túnica de piel de tigre era suave y vistosa, la gorra de piel de tigre, el cinturón, el carcaj para las flechas; toda la ropa del hombre la hicieron con la piel del tigre, sin dejar nada para la ropa de mujer (23).
El tiempo pasó muy deprisa, pronto llegó el otoño, las cabras desde las mesetas bajaron a las praderas junto a los ríos. Cunhong era una mujer tan hábil que en ningún asunto quedaba por detrás del hombre. Ella cortó la lana de muchas cabras, y tejió varias prendas: Mantas, colchas, gorros, cinturones. Así preparó todo y no necesitó la dote de sus padres.
Pero al fin y al cabo era carne de su propia carne, y sabiendo que ellos querían bajar al mundo, Apu y Azi le entregaron una rica dote: nueve caballos para montar y otros nueve de carga; siete pares de bueyes, nueve cuencos de plata y siete de oro; nueve tipos de semillas y siete tipos de animales, y muchas cosas más (24).
Pero entre los siete tipos de animales no les entregaron el gato. El hábil Lien robó un gato escondiéndole en su regazo y se lo llevó a casa. Luego cuando Zilao Apu vio que en la tierra también había gatos se enfadó mucho y le maldijo: “Ordeno que tras la llegada del gato al mundo, emita un ruido de sus pulmones, y su carne no se pueda comer.” Así, hasta hoy en día al gato no se le considera un animal doméstico y su carne no se come, y ese ruido que emite es por la maldición de Apu.
Les dio los nueve tipos de semillas, pero no les dio la semilla del nabo. La lista de Cunhong robó un poco de semilla de nabo y la escondió en la hendedura de su uña, llevándosela a casa. Apu lo supo desde el cielo y se enfadó mucho maldiciéndola: “Cuando el nabo llegue al mundo, no podrá ser comestible, y además deseo que al cocerlo se convierta en agua.” Por eso el nabo sólo puede hacer como verdura y es muy fácil que al cocerlo se deshaga en el agua.
Cuando Lien y Cunhong por fin se trasladaron del cielo a la tierra, no habían traído ningún perro y no se distinguía muy bien entre propietario e invitado; luego fueron a traer un perro y se estableció la diferencia entre propietario e invitado. En un principio tampoco habían traído ningún gallo, y no distinguían claramente el día de la noche; luego trajeron un gallo y hubo una distinción clara entre el día y la noche. Ellos usaban un cubo untado con grasa para traer el agua, consiguiendo que el agua clara llenara su aljibe; tomaban astillas de ciprés para hacer antorchas, obteniendo una luz que iluminaba todo.
Buscaron un día auspicioso para finalizar su mudanza. Ese día se levantaron muy temprano. Antes del alba se despidieron de sus padres y del Palacio del Cielo bajaron a la tierra. Anduvieron un día tras otro y al tercer día se levantó un viento blanco por su izquierda, y uno negro por su derecha. El viento loco se enroscó en las negras nubes y desde las nubes cayó una fuerte lluvia. En medio de la lluvia caían grandes piedras de granizo. En un momento un estruendo tremendo se extendió por las montañas y una gran inundación se extendió por la tierra sin dejar camino ni senda, ni puente que cruzar.
Lo que sucedía era que como Cunhong Baobai en un principio había sido prometida por sus padres con la casa de Meiloukeluokexing, y ella no había querido casarse con él, sino con su amado Congren Lien, su antiguo novio no se resignaba y utilizaba todos los poderes de su familia, el hielo y el granizo, para detener su avance como venganza. Siendo esto así, ¿qué remedio había? Cunhong tomó tres tortas de mantequilla, tres kilos de harina y tres sacos de hojas de ciprés, y en lo alto del monte las quemó como ofrenda al cielo, representando su agradecimiento a Meiloukeloukexing. Poco después las nubes negras fueron desapareciendo y un sol rojo calentó e iluminó sus cuerpos. Hubo camino que andar y puente que cruzar. Así ni el viento ululante ni el agua que fluía por los ríos pudo detener el avance de esta pareja.
La esposa de Lien estaba muy contenta de haber bajado al mundo de los mortales, si andaba un paso, saltaba tres. Desde ese día unieron sus destinos, querían vivir juntos, cantar juntos. Un solo corazón que nunca se separaría.
No se sabe cuántos caminos anduvieron, ni cuantas montañas cruzaron. Cuantos valles atravesaron, ni cuantos ríos cruzaron. Al fin los dos llegaron al famoso lugar de Yinggudi, donde erigieron la tabla de la victoria. Clavando el poste de la victoria el hombre llevó un estandarte blanco, y la mujer prendió un fuego furioso, hirvió té e hizo la comida, y comenzaron una vida feliz en libertad. Llevaron los rebaños de caballos, vacas y cabras a pacer a las praderas y plantaron las nueve semillas en los valles. Ellos lo trabajaron y ellos lo disfrutaron, ellos ordeñaban la leche que bebían sin conocer el dolor ni la pena.
Poco después Cunhong tuvo una buena noticia y del mismo parto tuvo tres hijos. Pero los hijos llegaron a los tres años y aún no podían hablar. Los padres estaban muy preocupados por eso y no sabían qué hacer. Entonces enviaron al murciélago Jingbai Jinglu a preguntar a Zilao Apu por qué razón los niños no hablaban. Y dijeron al perro amarillo que noche y día ladrara sin parar, para que se viera que había sucedido algo y Apu le pudiera escuchar.
El murciélago voló a la casa de Zilao Apu explicándole lo que pasaba. Tras escucharle Apu no sólo no le dijo ninguna razón, sino que enfadado empezó a insultarle quejándose sin parar. Al volver a la tierra el murciélago les contó lo sucedido: “Apu se ha enfadado con vosotros. Ha dicho “bebe agua y no olvides al que cavó el pozo, come y no olvides al que plantó los cultivos. Vosotros dos parecéis pájaros haciendo un nido. Atareados de un lado para otro no os habéis vuelto a acordar de vuestros padres.”
Los esposos estuvieron pensando y pensando, y fueron a ver al gran Dongba Jiubu Tongzhi, para que les dijera los días faustos e infaustos (25), luego le invitaron a que cortara una gran rama de un castaño y otra de un álamo, sacrificara un buey amarillo, y usara un gran gallo, arroz y vino para realizar una importante ceremonia en honor al cielo. Para agradecer primero a sus padres, Apu y Azi; y en segundo lugar a la familia de Miluokeloukexing por todas sus mercedes.
A partir de entonces el honrar al cielo se convirtió en una costumbre de los Naxi. Una costumbre que empezó con Congren Lien y se ha trasmitido de una generación a otra, hasta nuestros días (26).
Una mañana, cuando los tres hijos de Lien estaban jugando en el campo de nabos a la puerta de casa, vieron de repente un caballo que corría a comerse los nabos. Los tres chicos a la vez se preocuparon y dieron sendos gritos, que se convirtieron en tres tipos de idiomas. Una sola madre tuvo tres hijos que dieron lugar a tres pueblos, justo como los tres aromas que salen de una botella de vino (27). Vistieron tres tipos de ropas distintas. Montaron en tres tipos de caballos distintos. Yéndose a vivir a tres lugares diferentes.
El mayor dio lugar a los tibetanos, el segundo dio origen a los Naxi, y el tercero a los Bai (28). Posteriormente se propagaron como las estrellas que llenan el cielo, como las verdes hierbas que cubren los campos, como los pelos que crecen en las crines de los caballos, como los nabos sembrados en el campo. El agua de sus pozos estuvo llena, y todas las noticias que recibieron fueron buenas noticias. Deseando que sus descendientes destacaran brillantes y florecieran para siempre.
Notas
Este es el mito más importante de los Naxi, el que explica la creación del mundo y de la humanidad, así como el origen de su primer ancestro Congren Lien y tras él de todos los Naxi. En este mito queda establecido el origen divino de los Naxi. Algunos estudiosos consideran que era especialmente importante para los reyes Mu, pues hacía remontarse su genealogía a los dioses del cielo. De las muchas ceremonias en las que se recitaba la más importante era el Sacrificio al Cielo, mediante la que los jefes de cada clan restablecían sus lazos celestiales.
La presente versión está basada en la publicada por Ma Changyi, en Cuentos de la mitología China, que está basada a su vez en una versión de He Zhiwu de las escrituras orales de los Dongbas. Es la versión más popular, incluida también en otras antologías chinas de mitologías de las minorías. Al realizar la adaptación al español hemos tenido en cuenta la traducción al francés de otra versión de He Zhiwu, publicada bajo el título de La Migration.
Lin Xiangxiao propone la división del mito en 20 capítulos. Asegura además que hay versiones tanto en escritura dongba como transmitida oralmente y conservada en el folklore, incluso en las zonas donde no hay escritura, siendo el contenido de las versiones orales y las escritas muy parecido, aunque con algunas interesantes diferencias, como que en las versiones orales el final no tenga el color religioso de las escritas, lo que demuestra que en su origen este mito era narrado oralmente, adaptándolo a sus rituales la religión Dongba.
Zamblera recuerda que esta historia de la creación es sobre todo un texto Dongba, es decir un texto ritual destinado a ser leído a lo largo de rituales y ceremonias religiosas, en el que se incluyen una serie de fórmulas mágicas, la mayor parte desaparecidas en las traducciones populares, a través de las que la creación del mundo es revivida y repetida creándose de nuevo todas las cosas buenas, y controlándose a las cosas malas o negativas.
(1) Yingzi también se podría traducir como “sombra”, aunque considero que “reflejo” es más apropiado en este contexto.
(2) Entre los propios Dongba existen distintas versiones de este mito, con pequeñas variaciones dependiendo de la ceremonia en la que se vaya a cantar.
(3) Dong y Shu se refiere a dos clanes, que es posible existieran en el tiempo en que la sociedad de los Naxi estaba organizada en torno a clanes. Son enemigos, uno representa el blanco y el otro el negro, por lo que su guerra, descrita con detalle en otro de los mitos fundamentales de los Naxi La Guerra del Blanco y el Negro, puede representar una visión dualista y maniquea del universo.
(4) En el simbolismo de los Naxi y otros pueblos de lenguajes y culturas relacionados con ellos el nueve es invariablemente símbolo masculino y el siete femenino. Mientras que la relación del número siete con la mujer está documentado entre otras muchas culturas de China y de todo el mundo, pues hace referencia a la semejanza del ciclo menstrual y el ciclo lunar, la asociación del número nueve con el elemento masculino, no tiene un origen tan claro.
(5) La montaña Junaruoluo es para los Naxi el axis mundi. El lugar donde se comunican el cielo y la tierra. Posiblemente sea una adaptación local del monte Sumeru de los hindúes o del Monte Kailás, sagrado para hindúes y tibetanos.
(6) También llamado aguzanieves, se caracteriza por tener el cuerpo blanco con algunas manchas negras.
(7) Este párrafo ofrece una vivida descripción del taiji o símbolo del yin-yang taoísta, destacando el énfasis en la existencia de puntos negros dentro del dominio de lo blanco y puntos blancos entre lo negro, es decir negando los valores absolutos y enfatizando un mundo en continua transformación.
(8) Un claro ejemplo de cómo se construyen los nombres de las personas entre los Naxi y otros pueblos relacionados con los Yi. Vemos que el hijo toma la última parte del nombre de su padre y añade su propio nombre.
(9) Congren Lien, protagonista de este mito, es una de las figuras más importantes de los Naxi, pues es considerado su primer antepasado humano.
(10) Es de notar que mientras que en muchas de las mitologías indígenas de China se produce un incesto tras el diluvio que permite la creación de la nueva humanidad a partir de los dos hermanos que lo sobreviven, entre los Naxi, por el contrario, el diluvio que extermina a la humanidad es un castigo precisamente por el incesto de los hermanos de Congren Lien.
(11) Entre los Naxi, especialmente entre los pastores, es bastante común enzarzarse en cantos antifonales que algunas veces se inician incluso antes de que las dos personas se hayan visto, sino desde que uno escucha los cantos, o la música del “arpa de boca” del otro.
(12) Aquí empareja a las montañas con los valles en un canto antifonal habitualmente no perceptible para las personas.
(13) El primer ancestro de dioses y personas.
(14) La hoja todavía es utilizada entre los Naxi como instrumento musical.
(15) Esta describiendo el proceso de la agricultura de roza y quema: cortar los árboles, quemar la tierra, plantar el grano, cuidarlo, cosecharlo. Aunque en tiempos históricos no se ha descrito este primitivo tipo de agricultura entre ellos, es muy posible que haya existido en tiempos remotos.
(16) Las canciones del trabajo son todo un género literario de la literatura popular de los Naxi. En algunas ocasiones el propietario del campo donde se va a trabajar contrata a un cantante profesional que dirige la canción. La gente canta mientras trabaja y si al final de la jornada no se ha acabado la canción, seguirán en casa de alguno de ellos ante el fuego del hogar.
(17) Ahora queda probada su habilidad con la caza y la pesca, actividades que complementan a la agricultura en la economía de los Naxi.
(18) Aunque el mito no hace mayor énfasis, es posible que los arcaicos chamanes de la dinastía Shang de China se ataviaran con una piel de tigre para realizar sus ceremonias y viajes chamánicos, vestir la piel de tigre es por tanto, experimentar una transformación.
(19) Esta nueva prueba en la que la tigresa está presente, sugiere una realización con las transformaciones espirituales y psicológicas que este animal preside. Las palabras de Cunhong insistiendo en que se hayan de nuevo entre el Blanco y el Negro, sugieren las pruebas que acompañan una iniciación en ciertos misterios.
(20) De nuevo vemos el simbolismo del número nueve con el aspecto masculino, las montañas y el cielo, y el del número siete con el femenino, los valles y la tierra.
(21) La genealogía mítica de Congren Lien, mucho más convincente que esta resumida viene reflejada en el artículo de He Baolin de Research in Naxi Dongba culture, p. 359.
(22) En esta parte del mito se refleja la libertad de matrimonio tradicional entre los Naxi, pues si hasta el dios del cielo debe aceptar que su hija se case con la pareja que elige, lo mismo deben hacer los demás. Esta libertad se intentó romper en la región de Lijiang tras la inclusión de la región en la administración china provocando una oleada de suicidios que duró hasta el siglo XX. Otros estudiosos afirman que este es también el primer matrimonio como tal entre los Naxi, el primero entre un hombre y una mujer, existiendo antes de esta unión un tipo de uniones temporales en libertad semejantes a las del matrimonio axia de los Moso. Esto queda implícito en este mito, donde cada noche Congren Lien se reúne con Cunhong Baobai.
(23) Entre los múltiples aspectos del simbolismo del tigre está el de ser la ropa o el asiento de la realeza. Este párrafo de alguna forma inviste a Congren Lien de poder, como primer antepasado, y a la vez especifica que ese poder no es compartido por su esposa Cunhong Baobai, sugiriendo unos tiempos en que ese poder sí era compartido. Para conocer más sobre el simbolismo del tigre ver mi libro El Tigre en China: imagen y símbolo.
(24) Como en otros mitos semejantes la diosa trae la agricultura y la ganadería a la tierra.
(25) Por sus conocimientos religiosos los sacerdotes Dongbas tienen como misión señalar qué días son apropiados para cada actividad.
(26) Precisamente en estas ceremonias de venerar al cielo es cuando este mito se relata cada año, además de en algunas otras ceremonias de los Dongbas. El que quiera conocer en detalle esta ceremonia deberá leer The Muan Bpo ceremony or the sacrifice to heaven as practiced by the Na-khi, de J. F. Rock.
(27) Zamblera llama la atención acerca de esta comparación, precisamente con el vino, y el sistema de destilado tradicional de los Naxi, en el que se implica un sentido de mayor calidad del vino obtenido en la primera destilación y una inferior del que se obtiene en posteriores destilaciones.
(28) Minoría que vive en la Prefectura de Dali, al sur de Lijiang, que siempre ha tenido estrecha relación con los Naxi.
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Si estás interesado en la cultura Naxi, posiblemente te interesen otras de mis obras sobre las minorías de China o la página web ethnic-china.com
2012. Sons of Heaven, Brothers of Nature: The Naxi of Southwest China. Papers of the White Dragon. Kunming.
The Naxi is the most interesting ethnic group of China. They have a set of cultural characteristics completely different of those of surrounding peoples. Their pictographic writing, The encyclopedia or archaic wisdom contained in their Dongba classics, their unique religion stressing brotherhood with nature, a life cycle designed to nurture the sacred inside every person, and their special musical, literary and artistic works, all contribute to make the Naxi culture unique among the ethnic groups of our planet.
2011 - El Matriarcado en China: Madres, Reinas, Diosas y Chamanes. Pedro Ceinos Arcones. Miraguano Ediciones.
Este libro es el primero, tanto en Oriente como en Occidente, que analiza en toda su extensión los vestigios de un pretérito matriarcado en las culturas de China, y sus páginas conducen al lector a participar en un fascinante viaje por el tiempo y el espacio para mostrarle un rico acervo de diosas, reinas, madres y chamanes. Explorando con detalle noticias históricas, registros folklóricos y tradiciones seculares presentes a lo largo y ancho de la geografía de China, el presente estudio da a conocer un mundo hasta ahora ignoto caracterizado por la presencia ubicua de las diosas, la situación dominante de poderosas matriarcas, y el papel de primer orden que las sabias mujeres realizaban en el ámbito del cuidado espiritual de las mujeres.
2006- Shangrilá. Miraguano. Madrid (Segunda edición 2009)
Esta es la mejor obra que he escrito hasta el momento. Estructurada como un libro de viajes, de hecho narra un viaje realizado entre Chengdu (capital de la provincia de Sichuan) y Kunming (capital de la provincia de Yunnan). El motivo que me empujó a viajar era conocer si la leyenda negra que existe sobre los Nosu (Yi de Liangshan) se ajustaba a la realidad o no. Desde el territorio Nosu seguí al sur hacia el Reino Lamaísta de Muli, el Lago Lugu, hogar de la sociedad matriarcal de los Moso, las antiguas ciudades de Dali y Lijiang, para acabar en Zhongdian (actual Shangrilá) y reflexionar sobre el origen de los mitos sobre el paraíso en Occidente. El conocimiento de las originales culturas indígenas me da pie para reflexionar sobre las sociedades indígenas, la sociedad china y nuestra propia sociedad. Así como sobre el arte, la fotografía y el viaje como elemento liberador que nos permite apreciar nuestra vida desde diferentes puntos de vista.
http://www.chinaviva.com/quienes/pedroceinos.htm
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