El Perro como alimento en China(Cap 10 de "La magia del Perro en Oriente y Occidente") |
A pesar de la gran importancia que el perro ha tenido a lo largo de la historia humana, de haber sido considerado el más querido de los animales domésticos, el compañero de la caza, el guardián de la casa y el guía y protector de la tumba, su carne también ha sido continuamente consumida, a veces de forma ocasional, en épocas de extrema necesidad o siguiendo a su ofrenda en un altar, otras como resultado de la cría específica con ese propósito. En muchos lugares de Asia Oriental su carne es considerada exquisita, especialmente en China y en Corea, pero también en Mongolia, Borneo, norte de Sumatra, Java y en las tierras altas de Filipinas. En otros lugares se come en fiestas y ocasiones especiales: “Entre los Batak de Sumatra se sacrificaban y comían perros durante las festividades por el cambio de casa, al acabar una nueva casa o durante las visitas de individuos importantes” (Ochoa 2016: 41). Entre los Naga de Birmania se piensa que la carne de perro tiene propiedades medicinales, siendo especialmente indicada para la recuperación de las madres tras el parto y para combatir la malaria (Saul 2005. 108). En África se consume en mayor o menor medida según las religiones que se profesen, siendo los musulmanes tradicionalmente contrarios a su consumo pues la consideraban impura y se habían prescrito rigurosos castigos para el carnicero que la vendiera (Menache 1997). Curiosamente, en toda la parte de Túnez y Libia, a pesar de contar con una población musulmana, se consumía carne de perro de forma habitual a fines del siglo XIX. Ellos decían que en su origen era por su acción terapéutica, asegurando que bajaba la fiebre y curaba ciertas enfermedades, pero ya sabemos por Plinio que sus antepasados ya eran aficionados a esta carne hace más de dos mil años (Bertholon 1897). |
Consumo de perro en los rituales chinos Ese consumo de perro por los estratos más elevados de la población pasó a la clase media y a partir de ahí se generalizó su consumo. Un proceso semejante se verá siglos después con el tabaco y el opio. Intentando poner orden en las relaciones entre personas y perros el Libro de los Ritos los divide en perros de caza, perros de compañía y perros para carne. Esa distinción en uno de los clásicos confucianos fue acompañada de ejemplos de su consumo en otras obras de la misma escuela. En los escritos de Mencio se asocia una buena vejez con la posibilidad de comer carne de perro, y un buen gobierno al que promueve un desarrollo económico en el que los ancianos pueden disfrutar de dicha carne. La presencia de la carne de perro en estas obras sirvió como un impulso para su consumo, pues pronto adquirieron un carácter normativo en la sociedad china. Tanto es así que en Corea, país donde la carne de perro es muy popular se la llama “carne confuciana” (Podberscek 2009: 619). Consumo de carne de perro en las crónicas occidentales “Asseguròme el Alguazil, que me llevò à la Metropoli (antes lo avia oido dezir à otros) que cada mañana almorçava treinta huevos, y un pernil de perro, con dos quartillos de vino caliente: puede passar por paruidad de materia: el buen viejo estava gordo, y colorado, que era bendición [...] Los perros, que en China se comen, son inumerables; tienen por regalada, y sustancial su carne; ay Carniceros, y carnicerias publicas, donde se vende, y mas en las Provincias de el Norte, que en las de el Sur, y es cosa para ver, y reir, la multitud de perros que persiguen à estos Carniceros, quando van por la calle; el olor que de si echan de la carne perruna, deve de ofenderles, y irritarles la colera. Anda esta gente siempre armada de palos, y latigos, para defenderse de los perros. Quando van cargados con seis, ò mas perros para la carniceria, aun es mayor la fiesta, porque al ruydo, y griteria que hazen, no queda perro, que no salga a la defensa de los de su especie, y à ofender à su capital enemigo.” Un análisis de estas noticias muestra que su consumo, por llamativo que pudiera resultar a estos viajeros, solo era ocasional. Marco Polo únicamente la menciona en Guizhou, una de las provincias más pobres de China, donde se sigue comiendo hasta el presente. Ni siquiera el texto de Navarrete, que muestra a los perros siguiendo al carnicero –perrero indica que su consumo estuviera muy extendido. Para aclarar este punto hemos revisado las más importantes crónicas de la China de la época, que describen detalladamente la vida y costumbres de la población, incluyendo sus hábitos alimentarios, y el perro no es mencionado. Juan González de Mendoza (1990: 39), cuya Historia del Gran Reino de la China fue la descripción del país más influyente en Europa durante varios siglos, escribe: “Hay, fuera de esto, muchas carnes, así como vacas (que valen tan poco, que una muy buena se compra por ocho reales), y búfalos, que valen la mitad, y venados que, enteros, se hallarán a dos reales, y muchos puercos, cuya carne es tan buena y sana como la del carnero. Hay mucha abundancia de cabras y animales comestibles, que es causa de que valgan tan poco.” Jerónimo Román, en su República del Reino de la China de 1595, basada en las cartas y testimonios de numerosos viajeros, informa que: “El mas comu ganado de que se mantiene es vacas, bufaras, puercos, carneros, y cabras, de lo qual se cria infinidad por los montes y deesas. Cosas de volateria y de la que se cria en los rios y lagunas es tanta que no se puede dezir, porque aprecera increyble, solo puedo dezir conforme los auctores que lo viero, que de ordinario ay ciudades que se gastan cada dia diez y doze mil anades sin otras diversas aves, y no ay que poner duda en esto, porque la industria de criar aves domesticas y pesca, en todas partes e la mas particular que se ha visto en el mundo, como lo dize en su lugar.” Lo mismo vemos en las crónicas de Alonso Sánchez: “Los manjares comúnmente son gallinas, puerco y pescado, todo junto y desmenuzado, porque lo comen con dos palillos, que son de marfil o de ébano, engastados en plata.” O de Alexandro Valiñano “Porque con ser la tierra tan grande y tan habitada, y ser los chinas de suyo más comedores que los nuestros de Europa, es tan abundante de todas las cosas, que parece que se puede desear más, porque están las calles llenas de mesones y bodegones con grande número de aves, gallinas, vacas, puercos, y de todas las demás suertes de carnes y pescados y de otras cosas de comer.” Es cierto que muchos de estos misioneros buscaban dar una imagen positiva de China, pero es difícil pensar que si el consumo de perro hubiera estado muy extendido, todos se hubieran confabulado para ignorarlo. Esa tendencia siguió en vigor hasta los últimos días del régimen imperial, cuando sólo se vendían perros para los más pobres en una docena de restaurantes en las ciudades del sur de China, donde para no avergonzarse se llamaba a su carne “cordero de tierra”. Llamó mucho la atención a los misioneros y a los viajeros modernos, pero una vez mostrada esa singularidad, que los chinos comían perro, especialmente en Cantón, una lectura atenta de sus escritos nos muestra que estaba limitada a unos pocos restaurantes que generalmente servían a las clases más bajas. Como protestaba el gran sinólogo Herbert A. Giles (1902: 207): “Un trotamundos va a Cantón, y como una de las vistas en esa enorme colección de seres humanos es llevado a tiendas –solía haber tres- donde la carne de perros, alimentados con ese propósito, se vende como comida. Vuelve a su casa y escribe un libro y dice que los chinos se alimentan con carne de perro. En el norte de China, la carne de perro es desconocida, e incluso en el sur, durante todos mis años en China, nunca conseguí encontrar un chino que pudiera admitir que de hecho la hubiera probado.” Robert K. Douglas (1887) en cambio dice que: “En la provincia de Shandong se curan y exportan jamones de perro, pero su precio lo hace prohibitivo, y los coloca sólo al alcance de los ricos gourmets que tienen una preferencia por esta carne.” Lo que sí parece haberse mantenido con cierta fuerza, al menos en algunos lugares, es su consumo de origen ritual cuando llegan los días más calurosos del año. Hay un proverbio que dice: "Un perro en verano no puede correr.” Refiriéndose a que ha sido sacrificado por esas fechas (Chinese Recorder 1889: 394). “En cierto día al inicio del verano es una costumbre en el sur de China consumir carne de perro para fortalecerse antes de la llegada de los grandes calores, y como una prevención contra las enfermedades” (Douglas 1887: 127). Por lo que la gente acudía a uno de esos restaurantes “llenos de personas de cualquier rango durante la celebración del solsticio de verano. Comer carne de perro, especialmente de perro negro, en ese día, es proteger al que la come contra las enfermedades durante el resto del verano” (Gray 1880: 185). Esa persistente costumbre de comer perro en los días más calurosos del año ha tenido su origen en antiguas creencias que contemplaban la llegada del verano con gran aprensión, por el riesgo de que se desencadenaran epidemias. El consumo ritual de su carne se consideró una protección espiritual, pero también es posible que se hubiera visto que alimentar con su carne a las personas más débiles entre la población, que raramente comían carne, les proporcionara una cierta fortaleza y resistencia a las enfermedades. De hecho, entre poblaciones empobrecidas con dietas deficientes en proteínas, los sacrificios de animales asociados a los rituales curativos han tenido tanta incidencia en su salud como la alegría de la fiesta y la sugestión que les proporcionaban sus chamanes. Además, en algunos lugares se ve más incidencia de la rabia durante la época de calor, en especial cuando empieza y cuando acaba, por lo que el sacrificio de perros, su principal transmisor, para comer su carne, puede haberse visto como una especie de prevención, pues la persecución y limpieza de los perros callejeros habría contribuido a controlar la rabia. Otras escuelas recomendaban la carne de perro durante los meses de otoño, cuando el emperador también debía de comerla, y cuando los estudiantes se sentaban para sus exámenes, pues se realizaba un esfuerzo realmente agotador (Liu 2004). El hecho de que la carne de los perros negros fuera la preferida podría estar relacionado con los poderes mágicos que se les atribuían, y proporcionarían entonces una súper carne usada ante estados de debilidad prolongada o en previsión de los mismos. Laufer (1931: 239) menciona que incluso a los cormoranes más débiles “tras el décimo mes se les daba carne de perro para mantener sus cuerpos calientes y protegerles del frío, e incluso cuando rompen el hielo para pescar no morirán enfriados.” El consumo de carne de perro se prohibió en Cantón en 1915, y prácticamente había desaparecido del resto de China, manteniéndose solo de forma residual en los restaurantes más humildes. A finales de los años 80 el perro aparece de nuevo en la mesa de los chinos, principalmente en los restaurantes coreanos, en los de Cantón, de quienes dice un refrán “comen todo lo que vuela menos los aviones, todo lo que nada menos los barcos y todo lo que tiene patas, menos las sillas y las mesas” y entre algunos pueblos del sur de China, precisamente de los más pobres, que los primeros viajeros chinos e internacionales empiezan a visitar. Precisamente en medio de esa región donde el consumo de carne de perro está más arraigado surgió en el año 2010 el Festival de Carne de Perro de Yulin, pues con el desarrollo del turismo en China y los esfuerzos de cada provincia, prefectura y condado por ofrecer algún elemento destacable en su historia, población o folklore, algunas zonas han convertido el consumo de carne de perro uno de sus “marcadores étnicos”. Como muchos otros festivales surgidos para mostrar a China y al mundo exterior las especiales características de una localidad, su objetivo era convertir a Yulin en un punto de interés turístico. Una promoción que no se puede considerar un fracaso, pues una ciudad antes desconocida, ha protagonizado miles de artículos y noticias en los medios de comunicación globales, y no cabe duda que, como centro donde se libra la batalla anual entre los comedores de perro y los que se oponen, ha alcanzado notoriedad internacional. El festival de Yulin refleja una realidad sorprendente, que las zonas de mayor consumo de carne de perro están rodeadas por aquellas otras en las que el perro Panhu es más venerado, y que en algunas ocasiones, mientras algunas ramas de las minorías Yao, Miao o Zhuang consideran al perro su ancestro y no comen su carne, otras de ellas la convierten en su animal favorito. Es posible que también aquí, se haya dado, aunque a menor escala, una exaltación del perro, que haya derivado primero en un tabú sobre su carne, pasando luego a su consumo ritual y posteriormente al habitual. |
Para saber más sobre el perro en China: La magia del Perro en Oriente y Occidente. |
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