Literaturas indígenas de China


Literaturas indígenas de China

En las fronteras de China habitan varios centenares de grupos étnicos cuyas culturas han sido sistemáticamente ignoradas por la civilización occidental. A pesar de haber vivido en contacto con los chinos durante cientos o miles de años, sus culturas también eran desconocidas para ellos, que durante la época imperial vagamente les denominaban “bárbaros” (Man o Miao en chino), siendo mencionados únicamente en álbumes coloristas compilados para solaz del emperador o en caso de revueltas que amenazaran la paz de la frontera.

Desde comienzos del siglo XX, la creciente presencia de viajeros, misioneros, científicos y aventureros europeos y americanos en los confines del imperio chino, proporcionó las primeras noticias sobre los pueblos indígenas de China en Occidente, mientras que las reformas educativas que llevaron al nacimiento de la etnología china, fueron despertando la curiosidad por su vida y cultura en una poco numerosa elite intelectual. El alejamiento secular entre la cultura china y la de las minorías, llegó a su fin bruscamente en 1938, cuando el avance de la invasión japonesa forzó a un gobierno nacionalista en retirada a trasladar a Kunming las instituciones académicas más importantes. Allí, lo más selecto de la intelectualidad china se encontró de repente en una ciudad rodeada por pueblos de curiosas costumbres, que hasta entonces habían pasado inadvertidos para sus predecesores.

Ese primer contacto de la China en guerra, continuó con mayor intensidad tras el triunfo de la Revolución en 1949, pues una de las primeras tareas a las que se enfrentaba el nuevo régimen consistía en asegurar unas fronteras continuamente contestadas durante los cien años anteriores por las potencias coloniales y sus países vecinos. En unos años el estado chino se encontró con cientos de grupos étnicos cuya existencia había sido ignorada fuera de los círculos administrativos locales, que les recogían impuestos y se enriquecían comerciando con ellos. Desde entonces su acción política ha estado centrada en dos funciones: controlar y conocer.

Resultado de la primera es que hoy en día, cincuenta años después del inicio de su acción política, esos pueblos que habitan las zonas fronterizas están inevitablemente ligados a China.

Resultado de la segunda ha sido la fragmentación administrativa (no política, siempre en manos del Partido Comunista y la mayoría Han) de la periferia del país en cientos de entidades autónomas que se supone responden a las demandas de autogobierno de estos pueblos; la integración de culturas antes aisladas en las corrientes de pensamiento global, especialmente sus caracteres más destacables, más curiosos, o más fácilmente exportables, como la escritura pictográfica de los Naxi, o la sociedad matriarcal de los Moso; y el descubrimiento de un gigantesco corpus de literatura étnica (en su mayor parte trasmitida oralmente aunque en ocasiones por medio de escrituras indígenas) que traducida al chino durante las últimas décadas del siglo XX, ha permanecido ignorada por Occidente.

Antes de la Revolución un pequeño grupo de etnólogos y lingüistas chinos y occidentales habían dedicado ya, gran parte de su carrera, al estudio de las minorías de China, recogiendo y traduciendo un buen número de mitos y leyendas, poemas, cuentos y narraciones. Entre ellos cabe destacar a J.F. Rock, y sus numerosas obras sobre la cultura Naxi, y a David Crockett Graham, que en su obra monumental Song and stories of the Ch'uan Miao intenta presentar un compendio de la literatura de los Ch’uan Miao de Sichuan. Estos primeros acercamientos a las literaturas indígenas chinas se podrían considerar limitados en su objeto y extensión.  Eran limitados en su objeto pues en cierta forma dependían de la atracción que un grupo étnico, o su literatura, despertaba en una serie de personajes que vivían cerca de ellos; y en su extensión por no sobrepasar los límites de ese interés e incluso de lo que sería económica o académicamente publicable en Occidente.

La era que surgiría después se caracterizaría precisamente por lo contrario, pues aun limitada por los paradigmas que definen toda empresa humana, su carácter era totalizador, tanto en su objetivo como en su extensión, intentando presentar toda la literatura de todos los pueblos de China. Ya veremos más adelante las falacias de esta empresa.

Para presentar las literaturas de todos los pueblos de China, primero había que saber quienes eran esos pueblos. Para ello a partir de 1954 se llevó a cabo el proceso llamado de “identificación étnica”. Consistió en enviar a etnólogos o trabajadores sociales con formación adecuada, a descubrir qué minorías habitaban en el territorio chino. Sus informes, estudiados e interpretados por las autoridades centrales según los criterios políticos del momento, dieron como resultado la conclusión de que China estaba habitada por 53 minorías nacionales (los Jino y Tujia fueron reconocidos posteriormente) y la mayoría Han.

Este primer encuentro masivo entre intelectuales chinos y elites indígenas (que al fin y al cabo eran los únicos capacitados, por su conocimiento del chino y por vivir en lugares más accesibles, para informar sobre la cultura y condiciones de vida de su propio pueblo) provocó una natural fascinación por ambas partes. Mientras los primeros descubrían unas ricas literaturas, extrañamente ocultas a sus vecinos durante siglos, los segundos vieron por primera vez una actitud humana por parte de los chinos. Fruto de esta primera fascinación fue el surgimiento en 1957 de Minjian wenxue (Literatura Popular) que cada mes empezó a publicar las obras más representativas de la literatura popular china, y los primeros volúmenes dedicados a la literatura de las minorías más conocidas, como Naxi zu wenxue shi (Historia de la literatura de la nacionalidad Naxi) y Bai zu wenxue shi (Historia de la literatura de la nacionalidad Bai), ambos de 1960.

La historia de amor entre los intelectuales chinos y los de las minorías se vio trágicamente frustrada por el lanzamiento de la Revolución Cultural. Aunque la Revolución Cultural se proclamó en 1966, durante los años anteriores al ambiente se fue haciendo más y más difícil para esa efervescencia cultural que había supuesto el descubrimiento de las literaturas indígenas. La Revolución Cultural, con su oposición a los cuatro vicios feudales: viejas ideas, viejas costumbres, vieja cultura y viejos hábitos, supuso una agresión frontal a la cultura de las minorías. Sus prácticas religiosas y culturales fueron criticadas y prohibidas, sus relaciones familiares y sociales, sus actividades productivas, todo fue despreciado, forzándoles a transformar sus vidas según el modelo ideal de comunismo propuesto (es cierto que muchas de las instituciones indígenas ya estaban siendo atacadas y desmanteladas desde el principio de las reformas que se llevaron a cabo en tierras indígenas en 1956, pero durante estos años se acentuó).

El fin de la misma supuso una auténtica explosión de publicaciones sobre la literatura indígena (muchas obras traducidas habían estado esperando más de 10 años su publicación) articuladas fundamentalmente en torno a:
- Revistas que se suman localmente a la tarea de Literatura Popular (Minjian wenxue), como son Camelia (Shancha) en la provincia de Yunnan o Viento del Sur (Nanfeng) en la de Guizhou.
- La colección de cinco series de libros sobre conocimiento indígena, que consistieron en:

  1. Etnografía de cada minoría étnica.
  2. Breve historia de cada minoría.
  3. Introducción al lenguaje de cada minoría.
  4. Breve introducción a las entidades autónomas étnicas.
  5. Investigaciones sobre la historia y sociedad de cada minoría.

A éstos se sumaron, de forma no oficial, un volumen sobre las costumbres de cada pueblo y otro dedicado íntegramente a su literatura.
- La publicación de colecciones de las obras más destacadas de las literaturas indígenas traducidas al chino, de las que las más populares fueron la serie publicada por la Editorial del Pueblo de Yunnan, con un volumen dedicado a los mitos, leyendas cuentos y canciones de cada una de las minorías de esta provincia o la de la Editorial de la Literatura y el Arte de Shanghai, con 56 volúmenes que recogen la literatura de cada una de las 56 nacionalidades que constituirían China. Estos movimientos en los centros culturales nacionales o regionales, se reflejan a nivel local, donde se crea un enorme repositorio de obras recogidas entre los grupos étnicos de cada distrito.

Esta segunda fase de difusión de la literatura de las minorías acaba en cierta forma en los últimos años de la década de los 80 o los primeros de los 90. La tercera comienza en los primeros años del siglo XXI.

Ya hemos mencionado anteriormente que al considerar que la totalidad de los pueblos indígenas eran esas 55 minorías oficialmente reconocidas (habiendo en realidad muchos más, posiblemente entre 400 y 500 grupos étnicos), se negaba en cierta forma esa totalidad. No obstante, como en los trabajos mejor documentados se señalaba la zona donde se había recogido (pocas veces con precisión) cada pieza literaria, al informante y al narrador, parecía que el investigador podía encontrar un cierto rigor científico a esas narraciones. Pero en realidad, aparte del puro placer estético, encontrarse un libro con las cien obras literarias de los Yao tiene escaso valor académico cuando conocemos que los Yao se autodenominan de más de 40 formas diferentes, y que tienen entre ellos importantes diferencias lingüísticas, religiosas y culturales. ¿A cuál de estos grupos étnicos considerados Yao corresponde este mito que sólo viene identificado por haber sido recogido en una provincia donde hay 20 tipos de Yao o un distrito en el que viven 4 ó 5 tipos diferentes? El caso de los Yao no es único. Los denominados oficialmente Yi, Hani, Miao, Dai y Zhuang incluyen docenas de grupos étnicos, cada uno con su propia literatura. Incluso cuando encontramos mitos de pequeños grupos como los Bulang, que se denominan al menos de tres formas diferentes, teniendo cada una de esas denominaciones o ramas una historia y cultura perfectamente diferenciada, así como un idioma distinto, no podemos saber con certeza a qué tipo de Bulang se refieren exactamente los mitos que encontramos.

Otro reto a esa totalidad lo constituye la literatura de los pueblos no reconocidos oficialmente o los mal identificados, pues hay docenas de pueblos que, no pudiendo identificarse de forma precisa su adscripción étnica, pasaron a ser considerados como “no identificados”. Y aunque posteriormente se alcanzó suficiente conocimiento sobre ellos, motivos administrativos y políticos recomendaron conservarlos en ese limbo de los pueblos sin identificar.

Esa tercera fase, mucho más modesta que las anteriores, se ha caracterizado porque, sin los grandes impulsos nacionales que acompañaron las fases anteriores, las editoriales locales y provinciales han publicado numerosos libros que ayudan a encuadrar mejor el valor de las literaturas menos conocidas, especialmente las:
- Publicaciones locales de prefecturas o distritos.
- Publicaciones sobre minorías no reconocidas.

Esta rica complejidad de las literaturas indígenas la vemos, por ejemplo, entre los Yi, que al ser una de las minorías de más larga historia, rica cultura y numerosa población, ha visto la traducción de sus mitos de la creación en un largo proceso que se inició desde la década de los 50 del siglo XX y continúa en la actualidad. En esos mitos se descubre una diversidad tan asombrosa, como para considerarlos obras preciosas de literaturas perfectamente diferenciadas. Algunos de ellos son:
- Lewoteyi. Es el mito de la creación de los Nosu o Yi de Liangshan, que viven al sur de la Provincia de Sichuan y Noroeste de Yunnan.
- Meige. O “La explicación de las cosas del pasado”, circula entre los Yi de la Prefectura Autónoma de Chuxiong. Es un largo poema que no sólo narra la creación del mundo y la humanidad, sino el origen de cada una de las costumbres características de estos Yi.
- Chamu. O “El origen de todas las cosas”, que circula entre los Yi de las montañas Ailaoshan.
- Axinihexi. O “La madre de todas las cosas” de la rama Nisu.
- Axidexianji. La creación según la rama Axi de los Yi.
- Nimisi. La creación del mundo de los Sani.

Un estudio detallado de la mitología de las otras ramas de los Yi, es decir de los otros grupos étnicos incluidos bajo la denominación Yi, posiblemente nos proporcione un panorama aún más rico sobre su literatura. De hecho, algunas recopilaciones, necesariamente incompletas, como la que se refiere a los Yi de la Prefectura de Chuxiong en el noroeste de Yunnan, presentan fragmentos de canciones referidas a la creación del mundo de 12 de las ramas de los Yi que habitan en esa prefectura.

Mención especial merece el esfuerzo que se realizó para traducir y compilar las grandes obras tradicionales de esos grandes pueblos que habitan en las fronteras de China: tibetanos, mongoles, uygures, kazajos, etc. Muchas de estas obras sí se conocían en Occidente, como la épica Gesar de los tibetanos, cuyos fragmentos principales han sido traducidos en más de 10 ocasiones a idiomas occidentales.

Características
La primera característica que llama la atención al acercarse a las literaturas indígenas de China, es una tremenda variedad que induce a pensar que las vidas de las personas seguían el ritmo conductor que marcaban sus literaturas tradicionales. Todos los aspectos importantes de la existencia humana tienen un ritmo musical al que se han de adaptar, todas las actividades significativas están marcadas por unos ritmos musicales que dejan poco espacio a la improvisación, unos ritmos en cierta forma rituales, que acompañan la correcta celebración de cualquier ceremonia. Encontramos canciones utilizadas en las celebraciones religiosas, los diferentes rituales que conducen al matrimonio, o los que celebran el funeral, las reuniones con los amigos, las actividades productivas. La presencia de la música, pues tanto los más serios mitos como las leyendas más importantes suelen ser cantadas y contadas con acompañamiento musical, nos hace pensar en dos propiedades del universo literario de los pueblos indígenas de China: Su carácter sagrado, capaz de validar y dirigir cuanta ceremonia es impregnada por su presencia, y su carácter nemotécnico, capaz de recordar para el futuro la correcta realización de esa actividad.

Es decir, cada uno de los mitos, leyendas, poemas o canciones, cantados o recitados en una situación determinada, está compuesto de música y letra, alma y cuerpo, dos elementos que sirven para comunicarse con los dos dominios de la existencia, el de los dioses y el de las personas.

La relación de la música con los dioses es tan vieja como la historia de la humanidad. En cierta forma se puede decir que toda música fue, en un principio, música ritual, y si, como es natural, su capacidad de establecer una comunicación con los dioses no ha sido ni puede ser probada, la que tiene para provocar estados de especial concentración espiritual en los que participan, se hace evidente en numerosas celebraciones por todo el planeta. Desde los tambores de los chamanes siberianos, a los cantos gregorianos de Occidente, o la música budista presente en cada templo, etc.

En cuanto a la letra, y su aspecto nemotécnico, su importancia se hace evidente al conseguir que en culturas sin escritura las actividades se sigan realizando de manera correcta a lo largo de generaciones. Todas las actividades, bien estén dedicadas a la supervivencia individual o grupal, tienen un carácter sagrado. Como actividades que de alguna forma violan el equilibrio de un mundo en el que la persona sólo es un elemento más, requieren una compensación material o espiritual. Todo el proceso de producción agrícola va acompañado por una serie de rituales que presiden cada una de las actividades necesarias para obtener la cosecha, mediante los que se agradece a los dioses su colaboración y se narra la forma en que deben realizarse.

La segunda característica importante de estas literaturas es su carácter vivo. A diferencia de las literaturas profanas, disfrutadas como mero pasatiempo cuando el lector cree conveniente, las literaturas indígenas son vividas por la comunidad en los momentos que es necesario. Y aunque en ellas se da una cierta separación entre el narrador y el oyente o lector, no se produce ni mucho menos esa separación escritor-lector común al mundo moderno. Habitualmente se considera que las composiciones literarias fueron creadas por los ancestros, aunque se reconoce el mérito de recordarlas, conservarlas y representarlas cuando la ocasión lo requiere, a los especialistas contemporáneos.

Ese carácter vivo significa que el mito de la creación, por ejemplo, no es una narración almacenada en un soporte determinado, esperando que alguien con interés se acerque a leerla, o pida que se le recite; sino que, recordada por los especialistas correspondientes, deberá ser representada, leída, recitada, en las ceremonias y rituales oportunos. Y si debe ser leída no es sólo por el mero placer de que la escuchen los participantes, sino porque en esa ceremonia determinada será necesario hacer presente de nuevo, ante los dioses y las personas por igual, esa realidad mítica que justifica su realización. Algunos autores afirman que el mito no tiene sentido sin su rito, y de hecho, si desapareciera el rito, el mito perdería su sentido, se olvidaría y desaparecería también, o quedaría ya petrificado para disfrute de otras personas que no tienen ya nada que ver con su realidad original.

Géneros
Para ayudar a comprender al lector occidental la gran variedad de creaciones literarias de los pueblos indígenas de China, presentamos a continuación una somera descripción de los géneros más representativos.

Canciones
- Canciones antiguas. Se consideran canciones antiguas aquellas que reflejan las actividades humanas en tiempos que parecen lejanos, al menos culturalmente. En ellas se muestra a un pueblo en sus primeras etapas de desarrollo. Suelen referirse a actividades productivas, como salir de caza, buscar refugio, y posiblemente tengan un componente mágico importante. Vemos el ejemplo de la Canción de caza de los Dai:

Al llegar al lugar de la caza,
todos nos dividimos.
Los hombres en fila haciendo grupos,
dividen sus fuerzas al borde del camino.
Las mujeres se preparan haciendo hileras,
y entran al bosque haciendo ruido.

Hu hu hu, wa wa wa
Hu hu hu, sha sha sha

El ciervo sale corriendo,
tigres y leopardos se lanzan afuera.
Los hombres preparados gritan,
y elevando sus estacas les golpean.
Matan a palos al tigre, matan al ciervo.
Con el cervatillo que atrapan vivo,
todos juegan contentos
Con sus corazones satisfechos,
se reparten las lianas.
Enseguida hacen pértigas,
a las que atan las patas de las fieras,
subiéndolas vuelven a casa

Volver a casa,
dividir la carne,
dividir los huesos,
dividir las entrañas,
comer hasta hartarse.

- Canciones de amor: Entre muchos pueblos indígenas de China todo el proceso de cortejo, compromiso y matrimonio, está acompañado por la música y las canciones. En numerosas ocasiones, los jóvenes, tras encontrarse, generalmente en las reuniones de canciones que se realizan en las aldeas, se van conociendo por medio de canciones antifonales, bien sea en las fiestas más importantes, en las casas de jóvenes de las aldeas o rondando a la amada en su propio domicilio familiar. Reunirse para cantar es la forma en que el noviazgo se va consolidando. El compromiso matrimonial es desarrollado entre algunos pueblos como una nueva competición antifonal en la que participan un buen número de personas de cada familia. En la propia ceremonia matrimonial, las canciones juegan un papel tan importante, que se puede afirmar van dirigiendo su desarrollo conforme a los ritmos tradicionales. Algunas colecciones de las canciones utilizadas por sólo un pueblo podrían llenar un grueso volumen. Su temática es muy variada: desde los de motivo romántico de las primeras fases del galanteo, donde se compara la belleza y carácter del otro con elementos destacados de la naturaleza, y los sentimientos de cada uno de los amantes son enfatizados, a los que se van realizando durante el proceso que conducirá a la boda, cuando se pueden incluir leyendas de amores desgraciados, para evitar su causa, e incluso mitos que destacan determinadas costumbres.

- Canciones del vino: son las canciones que se cantan para recibir a los huéspedes, y compartir con ellos vino y té.

- Canciones funerarias: son las que se cantan, como su nombre indica, en los funerales; aunque también suelen comprender varios géneros relacionados con la mitología, tienen como componente fundamental las canciones de abrir el camino. Entre los pueblos del sur y suroeste de China, tras la muerte de una persona se debe abrir el camino a su alma para que pueda regresar a la tierra de los ancestros, advirtiéndole de los peligros que encontrará y la forma de superarlos

- Mitos: Historias sagradas que permiten comprender la situación del mundo tal y como se encuentra en la actualidad, y de la tribu o el pueblo en medio de él. Suelen comenzar con el mito de la creación del mundo, creación de la humanidad, destrucción del mundo por una inundación, y nueva creación del mundo a partir de dos hermanos. En los más largos se explica también el origen de las principales características de los animales y plantas, de los pueblos vecinos, de los accidentes geográficos, etc.

- Leyendas. Pueden referirse a accidentes geográficos, hechos históricos, personajes del pasado, etc. Tienen un carácter histórico más evidente que los mitos, y no siempre poseen un carácter sagrado.

Cuentos
- Cuentos de animales. Los diferentes animales juegan un papel que se ajusta a la percepción de la gente. El tigre, generalmente, es el rey de la selva, pero a la vez es considerado un animal un poco bobalicón. Son narraciones ligeras que, dando a conocer algunas características de los animales que les rodean, contribuyen a describir el carácter de los mismos.
- Cuentos de huérfanos. Presentes en la literatura de gran número de pueblos del sur y centro de China, nos muestran al huérfano abandonado por todos, que merced al favor de los dioses (pues suele ser por buena suerte) acaba viviendo mejor que quienes le despreciaban.
- Cuentos del pícaro. Posiblemente un género tardío, ya que habitualmente están ambientados en un tiempo en que las diferencias sociales se han agudizado. Presentan a un tipo ingenioso, bondadoso, siempre dispuesto a burlarse del rico y a favorecer al pobre. Puede que algunos de ellos, como varios cuentos del pícaro Kwasajá, donde el efecto de sus acciones es moralizante para toda la sociedad, reflejen más el carácter original de estos personajes, pues es evidente que después de la revolución, se enfatizaron los cuentos que reflejaban una cierta oposición de clases. Las andanzas de Jiajin de los Buyi, Aytan de los Naxi, Kwasajá de los Lisu, siempre consiguen despertar la sonrisa del lector.
- Proverbios: Son las principales herramientas educativas entre muchos de estos pueblos. Algunos autores se han dedicado a recoger proverbios, publicando grandes volúmenes que suelen aparecer divididos temáticamente: los de carácter moral o educativo, carácter práctico, carácter religioso, carácter social. De hecho es la forma de trasmitir en sociedades no literarias las enseñanzas de los antepasados.
- Fábulas: Las fábulas como narraciones con carácter edificante son poco abundantes en la literatura traducida de las minorías de China. Hay algunos ejemplos en algunos pueblos, pero ciertamente escasos. Los protagonistas suelen ser animales.
- Adivinanzas: Muy aficionados a ellas. Las utilizan para divertirse ejercitando la mente.

Motivos fundamentales
La mayoría de los mitos de los pueblos de China presentan una serie de características comunes, que los diferencian de los de pueblos situados en otras latitudes. Por regla general su creación se inicia con la descripción de un mundo original en continuo caos, una neblina oscura en la que no existe nada. En ese caos surge o se van condensando la o las deidades creadoras. Pronto una se encarga de crear el cielo y otra la tierra. El cielo suele crearlo una deidad masculina, y la tierra una femenina; como la masculina es más vaga, el cielo que crea no cubre a la tierra. Para ajustar cielo y tierra hay que fruncir la tierra, dando origen a los valles y montañas. Se crean entonces los animales, plantas y personas. Pero una gran inundación acaba con todos los seres vivos, sobreviviendo sólo dos hermanos, muchas veces en el interior de una calabaza. Tras superar una serie de pruebas divinas se casan entre ellos, y con ese incesto divino dan origen a la humanidad actual. Además del desastre del agua, que no suele ser considerado como un castigo, la humanidad sobrevive otro desastre por la aparición de nueve soles, ocho de los cuales son derribados por un arquero, y por la de siete lunas.

Utilización de estos textos
La mayoría de estos textos son utilizados de forma ritual en determinadas ceremonias de los pueblos de China: ya sean sus fiestas tradicionales, en los rituales para curar las enfermedades, expulsar los espíritus, matrimonios o funerales. En los cantos funerarios de los Hani, como el Sibiheizhe, vemos que se narra cómo todas las cosas de este mundo nacen, crecen, se desarrollan y mueren, y entre ellos la primera persona que murió, lo que exige narrar el mito de la creación, y cuantos mitos sean necesarios a este fin. De esta forma el nacimiento y muerte de la persona recién fallecida se enmarca en el fenómeno de dimensión cósmica que convierte la vida y la muerte en parte de un mismo proceso. La narración del mito de la creación del mundo se muestra completamente pertinente en ese contexto. Sin él ¿cómo se podría enmarcar el nacimiento y muerte del individuo en ese marco de continua transformación universal?

Extensión
Como podemos ver en los mitos traducidos en la obra que presentamos, la extensión de las obras literarias es muy variable, desde los mitos que en una página o unas líneas resuelven la creación a los que describen con detalle cada uno de sus aspectos, y abarcan cientos de páginas. Al menos entre los publicados, por regla general los mitos de los pueblos con escritura propia, como las distintas ramas de los Yi (tienen cuatro escrituras diferentes), o de los Dai (con al menos dos escrituras distintas), suelen tener más extensión. Mención aparte merecen las grandes epopeyas del Tíbet, Mongolia, etc, trasmitidos sus cientos de volúmenes de forma exclusivamente oral por los bardos de estos pueblos.

Influencia de los mitos sobre su cultura
La filosofía de muchos de los pueblos indígenas está influenciada profundamente por sus mitos fundamentales. Los estudios realizados por antropólogos chinos en el siglo XX sobre la religión y cultura de las minorías, continuamente debe referirse a dichos mitos para entender su forma de pensar actual y las características de su cultura. Ciertamente, estos mitos, vivos en sus numerosos rituales, impregnan cada aspecto de la vida de estos pueblos. Así vemos que cualquier libro que intente explicar algún aspecto de la vida y cultura de los Nosu, no deja de referirse continuamente a su mito fundamental; Lewoteyi. De hecho, estos mitos fundamentales son recordados en cada acontecimiento importante de la comunidad, puede ser en las fiestas principales, en los rituales de expulsar malos espíritus, en los funerales, matrimonios y otros acontecimientos.

Conclusión
La literatura de los pueblos indígenas de China es un gigantesco corpus de obras originales, escritas algunas veces en una docena de escrituras distintas, recordadas otras en varios centenares de lenguajes, con una temática riquísima y variada, que debido a las circunstancias políticas de la China del último medio siglo y a las corrientes académicas de la antropología moderna, son prácticamente desconocidas para el lector occidental.

Una serie de paradigmas académicos, fundamentalmente la escasa valoración de los estudios comparativos y el perverso convencimiento de que cualquiera que se acerque a estudiar estas minorías debería necesariamente conocer el idioma chino, ha dado como resultado que, a pesar de que varios cientos de investigadores han dedicado una parte más o menos extensa de su carrera a estudiar las minorías del sur de China, son escasísimas las traducciones, incluso de las obras fundamentales de las mismas. Es un orgullo presentar al lector español por primera vez una muestra de la literatura de estos pueblos.

Pedro Ceinos Arcones
Kunming, verano 2007

Esta es la separata que acompaña al libro. Leyendas de la Diosa Madre (y otros mitos de diosas y mujeres de los pueblos de China), publicado por Miraguano Ediciones en el año 2007. Una versión en pdf (c0n las imágenes que acompaña la publicación original) se puede encontrar en academia.edu

Los interesados por estos asuntos, pueden estarlo también por estas obras en las que he empezado a organizar las numerosas traducciones realizadas sobre literatura de las minorías de China.

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